|17| Atention.

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Corregido:

— ... No sé si... Estoy listo, Chester. — Bajó la mirada, mientras seguía caminando a su lado, sintiendo sus dedos entrelazados a los suyos.

— Hey... Se que no es fácil... Pero es que pasó... Mucho tiempo, y no es seguro que siga rondando por ahí... — Trató de calmarlo con sus palabras, para proseguir hablando.

— Además, te voy a acompañar, no pasa nada. — Le regaló una sonrisa leve, sin dejar de observar sus ojos.

El pelinegro igual se sentía nervioso. Aunque no tenía muy en claro la razón.

Al ya pasar por la puerta de la comisaría, se dirigieron hacía un oficial, el cuál estaba revisando algunos papeles mientras fumaba.

— Disculpe... ¿Dónde se pueden hacer las denuncias? — Preguntó el mayor, sin dejar de tomar la mano del ojicafé.

— Ah... Mi compañero que se encarga de eso no está disponible por ahora. Pero puedo anotarlo, y entregárselo apenas vuelva. — Levantó la mirada, dejando ese par de papeles de lado, para posteriormente buscar algún papel en blanco, junto una lapicera.

— Haber... ¿De que trata su problema? — Preguntó sin más, bastante cansado por ese trabajo.

— ... Abuso doméstico. — Pronunció con la voz un poco temblorosa, dejando salir ese miedo interior nuevamente.

— Ajá... ¿Que tan grave? — Cruzó su mirada con la del detective, ya más centrado en lo que había escuchado.

El ya nombrado, se quedó unos segundos en silencio, tratando de lograr que las palabras puedan salir.

— ... Um... Anteriormente me daño bastante... Y estuve cerca de 2 semanas internado... — Mientras hablaba, una de sus manos empezó a temblar inconscientemente.

— ... ¿Cómo lo daño? — Fue anotando la información mientras lo escuchaba, atento al menor.

— ... Con una navaja, y... Golpes. — Desvío la mirada al apenas sentir cómo el pelirosado lo miró, ya que ni si quiera él sabía mucho de eso.

— Ok... Necesito que me diga el nombre de él, y su apariencia. — Suspiró pesadamente, ya que esos hechos eran bastantes deprimentes.

— Sí... Él se llama Rick Anderson... Es... Masomenos de 1,78... — Se tomó unos segundos para recordarlo, sintiendo cada vez más como esa presión lo apretaba en el pecho.

— E-es... — Bajó la mirada a sus manos, y las vió llenas de sangre.

De su sangre.

Parpadeó un par de veces, asustado por esa... Ilusión.

— Es... De pelo marrón oscuro... — Murmuró, ya incapaz de disimular el miedo en su mirada.

— Ojos... Negros... — Tragó saliva al recordar su rostro, sintiendo un escalofrío en la espina dorsal.

— ... Y tiene una cicatriz en la mano derecha. — Se quedó callado trás decir esa información, tratando de calmar sus emociones.

— ... También es ex-militar de guerra. — Agregó el de ojos ámbar, apretando un poco más el agarre entre sus manos, llamando la atención del ojicafé.

Sus miradas se cruzaron unos instantes, y el mayor, le trasmitía esa seguridad tan particular de él. La cuál, terminaba relajando al pelinegro, de una forma u otra.

— Bueno... ¿Cuál es su nombre? — Está vez le dirigió la pregunta al detective, ya que debía anotar su nombre, y también su número.

— ... Gray Smith. — Normalizó un poco su voz, respirando hondo y lento para calmarse.

The White Flower. [SilentJokes] ¡Finalizada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora