Esas personas

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El día en que sus adres llegaron a la residencia, Alex fue avisado a través de un mensaje de Manuel. Le decía que estaba en el patio con las gemelas cuando llegaron dos personas preguntando por Juan Pablo y alguien más, pero sin decir el nombre de él.

Las niñas, desconfiadas, indagaron sobre quiénes eran y el hombre dijo que era hijo de Juan Pablo, por lo que ellas dieron por hecho que se trataba de una visita. A Manuel le pareció extraño y decidió contarle mientras las gemelas le señalaban a qué apartamento ir.

Cuando Alex salió del cuarto para avisarle a su abuelo, ya estaban tocando la puerta.

—Son mis adres.

Juan Pablo le hizo un gesto para que se metiese al cuarto y cerrase la puerta. Luego abrió.

Alex se mantuvo pegado a la puerta y la dejó apenas con una franja de espacio para intentar escuchar lo que pasaba al otro lado. Juan Pablo les estaba preguntando por qué venían a joder y le pareció oír la voz de su madre diciendo que iban a buscarlo. Obviamente haciéndole misgender en el proceso.

Lo que comenzó como una conversación tensa no tardó a escalar hacia una discusión y escuchó que hablaban de tomar "medidas legales". De pronto hubo silencio y Juan Pablo les estaba diciendo que Alex no estaba en el apartamento en ese momento.

Él creyó que irían al cuarto a confirmarlo, pero debió dar una excusa convincente, porque tras unos segundos, escuchó la puerta principal y más silencio.

Alex fue empujado hacia atrás porque seguía apoyado en la puerta cuando su abuelo la abrió. Alzó la cabeza y lo observó suplicante.

No me dejes con elles, pedía. Por favor.

—Abuelo...

—Van a venir a las seis. Islande debe llegar a las cinco. Vamos al apartamento de les Soler mientras tanto —Él le ofreció su mano.

—Pero dijeron-

—¿Vas a creerles algo o me vas a creer a mí?

Alex sujetó su mano y se dejó levantar de un tirón.

—No vas a dejar que...que me...

—Prefiero meterle un tiro a José Félix que dejarte con elles —Juan Pablo le dio una palmadita en la cabeza para que se moviese.

—¡No hagas eso! —masculló Alex al recordar que la última vez fue a prisión.

—Por eso vamos a esperar a Islande —argumentó Juan Pablo—. Ella ya había dicho que algo así pasaría, es típico que les adres se comporten mal y después crean que pueden ir a recoger a su criatura como si fuese un objeto al que dejaron por un rato, ella lo ve todo el tiempo.

Se apresuraron al apartamento Soler. Adrià estaba ahí mientras que a su esposa todavía le faltaba un rato para llegar. Juan Pablo le dijo algo rápidamente y el hombre los dejó quedarse allí y llamó a sus hijes de vuelta.

—¡Pero papá...! —protestó Zoa desde el final de las escaleras.

—Venga, chavales —pidió él—, podréis correr todo lo que queráis en otro momento.

Manuel terminó ayudando a convencer a sus hermanas de entrar y Adrià cerró la puerta con seguro.

Alex estaba sentado muy rígido en el sofá de la sala, pensando en un montón de escenarios posibles que no acababan bien para nadie, cuando el señor Adrià les llamó la atención con un gesto.

—¿Queréis helado Halal?

Y luego siguió pensando en escenarios trágicos mientras comía helado de yogurt Halal.

NaguaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora