Los problemas de ser espiritual

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Manuel no conseguía meditar.

Por mucho que buscaba una posición cómoda, no lograba mantenerla durante demasiado tiempo. Se le dormía una pierna, le empezaba a doler la espalda, lo picaba un insecto, un grito de las gemelas lo distraía, sus adres lo llamaban.

Esa tarde incluso pensó que le había agarrado el truco y lo que pasó fue que terminó quedándose dormido. Se despertó alarmado veinte minutos después y sintió que no tenía ningún progreso.

Decaído, se arrastró hasta el escritorio, agarró el "teléfono" de cuerda y vaso y sacudió la cuerda durante un par de minutos. Alex apareció en la otra ventana de repente. Tenía el cabello húmedo y una toalla alrededor de los hombros, lo que hacía que Manuel no pudiese distinguir si lo de la camisa eran árboles de navidad o duendes vestidos de verde. Una lástima.

—Oye, ¿a ti cómo te va con lo de la meditación?

Alex pareció pensarlo por un momento y se encogió de hombros.

—Pues voy bien, creo. Ya llegué a los diez minutos que recomienda la guía.

—¿Diez minutos al día?

—Ajá.

Manuel giró el rostro y lloriqueó, asegurándose de que el sonido no iría a través de su "aparato". Luego le mostró una sonrisa.

—Te felicito.

El problema definitivamente soy yo.

—¿Y lo de la energía?

—Ah —Alex se estaba secando el cabello sin mucho cuidado mientras respondía—, pues ahí hubo algo...

—¿Qué cosa? —Manuel se inclinó hacia adelante, casi pasando sobre la computadora en el escritorio para alcanzar su ventana.

—Es que estaba en la cocina con mi abuelo y creo que noté algo y me quedé mirándolo y él me dijo que fue Agoreo. No vi nada, pero pues...

—¡Eso es increíble! —Manuel se emocionó mucho al oírlo—. Cuando veas algo, voy a gritar muy fuerte-

—¿Tú cómo vas? ¿Ya consigues quedarte quieto un rato?

Él titubeó.

—Voy mejorando, sí...sí...todavía no me quedo quieto mucho tiempo.

—No me sorprende —Alex se detuvo y se giró como si alguien le hubiese hablado. Supuso que era su abuelo desde afuera del cuarto. Tras unos instantes, volvió a prestarle atención—. ¿Van a venir a la cena de mi abuelo o sólo viene Islande?

—¿Qué cena?

—Pues pensé que era como una Navidad adelantada y después me enteré de que ni él ni Islande celebran la Navidad, así que...¿supongo que una cena de fin de año un poco adelantada? No lo sé, ¿ustedes qué hacen hoy?

Manuel se fijó en el calendario en la pared. Era veinticuatro de diciembre.

—Nada. Pero papá sí mantiene la costumbre de darnos regalos mañana, sólo que no tiene que ver con Santa ni el bebé, dice que son regalos de fin de año —Él se encogió de hombros.

Un brazo se extendió desde un lado de Alex para sostener el "teléfono" e Islande pronto estaba hablando sobre la falta que le haría a Alex hablar con alguien de su edad cuando ella y Juan Pablo comenzaran a conversar sobre la creación de velas, que era uno de sus pasatiempos.

—...con Brayan no basta para que no se sienta solo porque ya vi que sabe de velas y obviamente le voy a preguntar, porque si le pone tanto estilo a las velas como a la ropa, yo necesito que haga velas conmigo y...

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