—Voy contigo —es lo primero que digo levantándome para ponerme zapatos, mierda, en ese armario no hay zapatos deportivos o cómodos, hay zapatos altos, quien compra esa ropa tan elegante para mí no tiene ni puta idea de mis gustos, aunque uno que otros de los vestidos han sido cómodos, el de hoy es un ejemplo.
Debería ir por mi ropa a mi casa ya que nadie me la trae.
—No —tajante responde el idiota, miro al detective que ha optado por seguir su camino hacia la casa para salir.
—No puedes tenerme encerrada, ya estoy harta —camino hacia la entrada también con el atrás.
—Maldita sea pequeño infierno, es peligroso —y una mierda.
—Dijiste que mientras estuvieras conmigo podía salir, voy contigo y punto —subo las escaleras hacia la habitación, no he tenido tiempo, pero, ahora que lo pienso, el idiota y yo no tenemos por qué estar compartiendo habitación, le pediré a Ross que me busque otra pieza.
Busco entre los zapatos y bueno, no me queda de otra, me pongo unos stilettos negros con suela roja, mierda, esto debe costar una fortuna. Ahora que me los veo puestos, seguro que se inspiraron en la madre del idiota, ella suele llevar estos.
Es verdad que cómodos no son, pero en el infierno me hacían usarlos siempre, había gente con fetiches raros con los zapatos, el punto es que me acostumbre un poco al dolor.
—¿Podemos de paso luego ir por mi ropa a mi casa? Estas cosas son incomodas —digo sabiendo que está viéndome, me volteo para verlo, me está mirando de pies a cabeza, es obvio por su expresión que los zapatos así le gustan.
—Pero te ves de maravilla —se pasea por el armario y busca una gabardina negra —. Volviendo al tema Ross ira por tus cosas, no te puedes arriesgar a que tu amiga te vea y no sepas como explicar tu ausencia.
—Bueno, vamos entonces, el detective se cansará de esperarnos —camino hasta el primer piso con él detrás, no pienso quedarme.
El idiota estuvo bastante tenso mientras el detective hablaba, otro podría no notarlo, pero se cómo se ve habitualmente y en definitiva esto tiene algo que ver con él, además, decidí que me le pegaría como una garrapata, así siquiera puedo hacer intentar algo e investigar sobre él, no vaya a ser que otra vez diga que ya vuelve y se tarde otra semana en volver.
—Yazlyn —su mano agarro mi muñeca y me pego a él, mi piel en seguida se eriza y mi corazón se acelera, mierda —. Escúchame pequeño demonio, no vas a ir, no te permito que imagines si quiera observar a otro hombre conmigo presente y peor aun, cuando no lo este —sus ojos me quieren matar y yo solo puedo ladear mi cabeza con asombro para luego reírme.
El idiota cree que quiero ir para seguir viendo al atractivo vikingo rubio. Esto es interesante, una idea pasa por mi cabeza y debo intentarlo.
—Por Dios idiota —sonrió ladeando mi cabeza y poniendo suavemente mi mano en su pecho, tratando de parecer sumisa, puede funcionar engatusarlo para conseguir algo a mi favor. Aunque mis habilidades de seducción sean demasiado pobres —. ¿Por qué estaría viendo al detective si te tengo a ti?
—Se a que juegas pequeño infierno —sostiene mi mano en su pecho y luego la lleva a su espalda para pegarme a su cuerpo y susurrar en mi oído —. No creas que con tus encantos vas a engañarme tan fácilmente, Yazlyn, no soy tan fácil de manipular, y en definitiva, no seguirás mirando a otro —por qué mi cuerpo reacciona más que el suyo, no dijo que la conexión de mierda funciona para los dos ¿Tal vez me falta ser más atrevida?
Bajo mi cabeza, el idiota quiere que me muestre sumisa, que le haga caso y solo lo vea a él, quiere mi cuerpo y mi sangre, quiere protegerme. ¿Qué más puedo decir? ya eso que dije es bastante vergonzoso para mí.
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El Dulce Sabor de la Perversión (En edición)
FantasyYazlyn ha sobrevivido a las sombras de su pasado, sin saber que el mayor peligro está en los brazos de quien dice amarla; de la oscuridad que lleva dentro y que arde por ella. "Un deseo ardiente se apoderó de mí, inundando cada fibra de mi ser con...