La Casa Real era un auténtico desastre. Y si alguien le hubiera advertido a Jimin que esto pasaría, no habría forma de que lo hubiera creído.
Los reyes eran personas, él lo sabía bien. Y como personas, se enojaban y reaccionaban de diversas formas dependiendo en qué situación estuvieran. Eso lo comprendía también. Pero en su vida, se imaginó que escucharía a la reina gritar. Menos de esa forma tan desaforada, como si realmente hubiera perdido los estribos.
Irónicamente, le pedía a Hwasa explicaciones, respuestas por sus actitudes y qué demonios ocurría con ella, pero sin darle tiempo a expresarse. Profiriendo todo tipo de exclamaciones en el medio. No escuchándose la voz de nadie más que que la de ella.
Y si ahora se encontraba presenciando tan intenso y unilateral cruce, es porque Jungkook no había podido conciliar el sueño. Eran poco más de las dos y el tipo consideró que hacer un poco de trabajo, estaría bien. A pesar de haber tomado su medicamento prescrito para sus problemas de sueño, no consiguió nada. Y una cosa llevó a la otra, por lo que terminó acompañándolo. A pesar de sus continuas negaciones. Ya estaba despierto y necesitaba hacer algo para volver a dormirse, así funcionaba él. Se lo hizo saber al hombre, y aunque éste no le creyó dejó de negarse a ser acompañado.
No llevaban más de diez minutos, o tal vez, trece, en su estudio cuando las fervientes exclamaciones cargadas de emociones contradictorias comenzaron a resonar por el amplio lugar. Sorprendiéndose de que llegaran hasta allí, la distancia entre la sala y el estudio del castaño era considerablemente lejana.
—¿Qué piensas que sucedió?
Los ojos de Jimin seguían ampliados por la impresión, mientras que la expresión de Jungkook era de completa indiferencia.
—¿No se te enseñó que curiosear es descortés?
—Lo sé, pero estoy preocupado.
Su relación con la rubia había dejado de ser buena hacía mucho, lo sabía bien. Incluso sus interacciones se perdieron con el pasar del tiempo. Pero aún así, habían sido años compartidos y el afecto, perturbado y algo dañado, seguía estando. Además, él no era una persona que pasara de página rápidamente. Un defecto supuesto a corregir.
Y en sus años de amistad, nunca había escuchado a los reyes, o a la reina únicamente, gritarle o siquiera regañar a la princesa. Lo que en un principio llamó a su atención, sus padres no dudaban dos veces en regañarlo cuando actuaba de manera inadecuada. O cuando simplemente, merecía algún llamado de atención.
Por lo que, la preocupación cosquillaba, sutilmente sus entrañas. Cuestionándose si no había sucedido algo grave.
—Ven.
Levantándose de la alfombra, se acercó al hombre con rapidez. Quien giró su portátil en su dirección, mostrándole lo que se encontraba viendo.
«Promiscuidad real, una princesa con vicios inconcebibles y actitudes inapropiadas», rezaba el título de un artículo. Con agilidad, leyó cada palabra allí escrita. Sus ojos abriéndose a medida que la información llegaba a su cerebro y comprendía qué, se supone, Hwasa había hecho.
No pudiendo creer nada. Incluso cuando vio la foto al final del artículo, seguía en negación.
Sus ojos se movieron de la lumínica pantalla y aterrizaron en Jungkook, quien se encontraba viéndole con atención y jugando, distraídamente con el lirio colgado en su cuello. Hace dos semanas el hombre expresó no ser alguien de collares o accesorios en general, pero hasta el momento, no existió una ocasión en la que su cuello no estuviera adornado por su obsequio.
—¿Es verdad? —consiguió preguntar luego de tanto balbuceo.
El hombre asintió, en calma a diferencia de él.
ESTÁS LEYENDO
real engagement 𐙚 kookmin.
RomanceJimin tenía modales destacables, ignorando su título real. Él naturalmente era un chico cordial y educado, amable y algo risueño. Más no perfecto. El joven príncipe tenía muchas faltas a pulir, su impulsividad por ejemplo, su pequeño mal genio, su a...