—¡SIGO PENSANDO QUE NO ES BUENA IDEA!
Jimin se sobresaltó ante el repentino grito de su amiga a su lado. Frunció sus labios y con su arrugado ceño, volteó su rostro y le dirigió una plana mirada cargada de interrogantes.
—¡Lo siento! —exclamó en un elevado tono pero sin llegar a ser un grito como el anterior proporcionado. El más bajo sacudió su mano, indiferente—. ¡Realmente creo que no es una buena idea!
—¡Es sólo por compromiso! —replicó con simple desinterés.
Hwasa arrugó sus labios y resopló, aunque apenas fue audible para ella misma. La música era demasiada alta para su propio gusto y eso que, contradictorio a lo que su propia madre le había enseñado del disfrute moderado de una buena y pacífica canción. Ella gustaba de canciones enérgicas y cargadas de vibrantes sonidos explotando furiosamente en sus oídos. Pero la música de aquel lugar ya era exageradamente alta y molesta.
—¡Pero...!
—¡¿Por qué te preocupa tanto?! —inquirió el joven príncipe tras suspirar, viendo con más interés a su mayor—. ¡Es sólo un compromiso! —insistió con marcada convicción—. ¡Si no tuviéramos lazos con su padre no estaríamos aquí! ¡Tranquila! —agregó al notar las intenciones de la alta por replicar.
—¡Nosotros no tenemos lazos con él! —objetó con ligera seques, viendo el lugar en el que estaban con palpable censura—. ¡Ni siquiera lo conocemos!
Jimin rodó sus ojos, ¿cuál era el problema? El mayor de los tres hijos del ministro de economía estadounidense los había invitado a una privada y sofisticada fiesta de cumpleaños, el celebrado era su hermano más pequeño, quien cumplía veintidós años.
Es verdad que él hubiera preferido que la dichosa y malditamente animada celebración se hiciera en un lugar mucho más reservado que un pub extravagante y supuestamente exclusivo. Por ejemplo; la residencia donde la familia se quedaba por el momento no estaría mal, en un salón de un hotel de confianza sería bastante bueno también o en una residencia alejada del escrutinio público. Eso habría estado excelente, pero el celebrado eligió un pub y allí es donde estaban.
Además, sólo habían asistido por mera cordialidad. Como había dicho, sus respectivas reinas tenían lazos políticos con Estados Unidos y su ministro de economía había viajado en representación de su país. Si él y sus hijos todavía no se habían marchado, significaba que los asuntos que en primer lugar lo habían hecho viajar a Corea, aún no conseguían consolidarse o solucionarse. Si es que debía solucionarse algo, claro. Pero de eso él no tenía idea alguna. No le correspondía saber tampoco.
Aún así insistía, estaban allí por cordialidad y porque básicamente, era su obligación asistir a compromisos importantes o significativos cuando las actuales monarcas no lo hacían por algún motivo en particular. Aunque siendo honesto, si comparaba este actual compromiso con anteriores, ni siquiera podía calificarlo como relevante o de urgente atención. Su nivel de prioridad era bastante baja, sinceramente. Pero ese no era el punto. Un compromiso era un compromiso.
Asimismo no estarían allí mucho tiempo, ¿por qué preocuparse tanto por ello? Ya habían ingresado de todo modos. Luego de haber mostrado sus invitaciones e identificaciones, por supuesto. Ahora debían buscar al cumpleañero, saludarle y entregarle sus presentes, claramente tendrían que interactuar con algunos invitados también y buscar a quien los invitó, para agradecerle por ello. Luego de todo eso y de que hubiesen estado allí por una considerable cantidad de tiempo, podrían irse a sus respectivas a casas. Sencillo.
—¡¿Por qué dejé que me convencieras?! —inquirió Hwasa mientras observaba el entorno, buscando al festejado del cual no conocía su rostro.
Jimin rió—. ¡Tú sugeriste asistir!
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real engagement 𐙚 kookmin.
Roman d'amourJimin tenía modales destacables, ignorando su título real. Él naturalmente era un chico cordial y educado, amable y algo risueño. Más no perfecto. El joven príncipe tenía muchas faltas a pulir, su impulsividad por ejemplo, su pequeño mal genio, su a...