Capitulo 6 - "Exploto de alegría"

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Se hacía de noche cuando salieron y Thomas estaba agotado por la sacudida de los tomates, pero se sentía más despierto que nunca con la suavidad de su mano y la fuerza de sus pasos.

- ¿De qué quieres hablar, larcho? ¿Por qué me apartaste? - preguntó a Newt intentando parecer tranquilo.

¿No le importo que todos sospecharan? Uno de los Encargados acababa de llevarse de la mano a otro chico a la oscuridad del bosquecito del Área.

Sin embargo no dijo nada y siguió arrastrando a Thomas, quién insistió una vez más:

- ¿Larcho?

Su mirada era inteligible, casi fija en el camino, exceptuando las pequeñas observaciones alrededor para ver que nadie les siguiera.

- ¿Newt?

Nada.

- ¿¡Newt!?

Nada.

- ¿Me oyes?

Nada.

Y sin embargo, se dejó llevar por la fuerza de su compañero y no se enojó. Simplemente se asustó: ¿por qué no contestaba? ¿Había ocurrido algo grave?

Claramente comenzaron a ver los árboles que se extendían hacia arriba escondiendo la luna.

Los troncos eran gruesos: Newt quería un lugar donde nadie les viera.

- ¿Ahora sí?

Newt por fin volvió la mirada. Levantó la barbilla y observó a Thomas de la cabeza a los pies sin expresión facil.

- Sï - miró a todos lados y por fin asintió - ahora sí.

Ambos se quedaron callados. Thomas quiso hablar porque se sentía incomodo, pero él no tenía nada que decir, ¿o sí?

El encargado no parecía tan tranquilo como siempre. Introducía y quitaba sus manos de los bolsillos y se rascaba la melena.

No dejaba de mascullar cosas, pero Thomas solo entendió: "ahora o..." "...cobarde..."

- ¿Newt?

Volvió a calmarse cuando oyó su nombre saliendo de sus labios. Él estaba bien, él estaba bien. Todo estaba bien. Todo saldría bien.

- Dios mío, larcho - dijo Newt parpadeando como en un sueño y sin apartar la vista de la boca de Thomas - Lamento si no te gusta lo que haré.

<<¿Qué... esta... ocurriendo?>> pensaba el novicio cada vez más nervioso.

- ¿New--?

Antes de poder repetir su nombre, su compañero ya le había tomado de los cabellos y aferrado a él.

En ese momento, solamente sintió una manos en su cintura y unos ojos que le miraban.

Levantó la vista: arriba suyo (Newt era por lo menos una cabeza más alto que él) estaba el hombre más hermoso que había visto, y eso que había visto muchos.

Los ojos marrones como la miel con una pizca verdosa y unos labios tan finos y delicados, el cabello que ondeaba con el viento, la barbilla y los pómulos marcados y masculinos.

Se sintió tan intimidado. Pero tan atraído. Una mezcla de sentimientos que le confundían y entorpecían su mirada.

¿¡Estaba llorando!?

Newt no lo apartó y seguía sujetándolo de la cintura, pues ambos pechos rosaban y se interponían cómodamente.

- Mierda - dijo secándose las lágrimas, avergonzado, aunque sin soltarse - Como lo lamento. No sé que me ocurre.

- Estás feliz - sonrió Newt, por fin - Tranquilo. Yo también lo estoy.

Entonces ocurrió lo inaudito: él se inclinó a la mejilla de Thomas y con sus labios besó las lágrimas hasta secarle el rostro.

El toque fue suave. El ritmo, lento. El cosquilleo, placentero.

- ¿Qu--?

- Deja de hablar - y lo besó.

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