‒¿Cosas qué hacer? Vete con Alby, perra.
Al principio, decirle aquello a Newt y romperle el corazón le causó orgullo y adrenalina, pero luego simplemente se sintió mal.
‒¿Thomas? ¿Qué está ocurriendo con Newt? -preguntó Chuck cuando el novicio le alcanzó el ritmo hacia la Finca.
Ya había sido sospechoso hasta ahora, y parecía que el pequeño no podía aguantar más aquella locura.
‒Está loco, Chuck ‒respondió Thomas, cortante‒. Tal vez está en su periodo.
Su amigo se rió.
‒Buena esa.
Y llegaron a la pequeña casucha al tiempo que Alby salía de ella.
‒Bueno ‒saludó con la cabeza, de repente comportándose‒. No tenemos porqué hablar sobre... lo que ocurrió hace unas horas, ¿verdad?
‒No ‒repitió Thomas como un loro.
‒Genial ‒sonrió y bajó los escalones de la entrada hasta alejarse.
Entraron.
‒¿Alby también está loco?
‒El mundo está loco, Chuck. Solo nosotros parecemos cuerdos.
Sonrió y sacó el trapeador del rincón de la habitación.
‒Quiero ser corredor, ¿sabes?
‒No todos pueden, garlopo. ¿Minho no habló contigo sobre eso?
‒Bueno, sí, pero...
‒Habla con Newt sobre ello. Quizás-
‒Olvídalo.
Chuck levantó los hombros sin darle importancia y por fin empezó el fregadero.
A la hora del almuerzo, llamaron a las "sirvientas" como empezó a decirle Gally y corrieron a la mesa junto a Max y Minho.
‒¡Thomas! -exclamó Max‒ ¡Qué bueno que estés aquí! Minho dice que mi nombre proviene de Marx, pero ni siquiera sabe quién es. ¿Tú si sabes?
‒Tío, yo solo sé que me han jodido ‒se quejó Minho‒ ¿Minho? Tienen que estar de coña.
‒No estoy para esto ‒se sentó Thomas a la mesa.
‒¡Eh! ¿Qué pasa, Shank, por qué esa cara? ‒se burlaron ambos chicos.
‒No le hablen. Parece una larcha en celo, se los prometo. ‒respondió Chuck‒Ha estado quejándose desde que agarró el cepillo y no ha parado desde entonces.
‒¿Tú no deberías estar corriendo? ‒cambió de tema el novicio.
‒No ‒respondió Minho‒ me tropecé y tengo una quemadura de muerte. Alby no me permitió volver a salir hasta unos días.
‒Bueno, de todos modos no creo que cambie mucho los resultados ‒ Max dijo y masticó un bocado de emparedado.
‒Miertero pesimista ‒masculló Minho.
‒¿Y qué tarea te han dado mientras tanto? ‒preguntó Chuck.
Max comenzó a reírse pero el asiático solo se escondió entre los brazos.
‒Diles, por favor, ¡diles! -no paraba de carcajear.
‒Esto... ehm...
Thomas parecía más interesado de repente.
‒¡Vamos, Shank!
‒Lavaré la jodida vajilla -y Max pareció explotar.
‒¡Eh, tío, no debes avergonzarte por eso! ¡Son solo dos comidas al día!
‒¡Vamos, Miertero, tú no te atreverías a tocas un plato húmedo ni porque te confiesen la salida de este lugar! ‒dijo Minho aún molesto por las risas de su otro amigo.
‒¡Te reto! ‒exclamó Thomas recuperando el humor.
‒¿Tú y yo solos en la cocina? ‒el corredor vaciló‒ Ya, pero ni se te ocurra desparramarme tu homosexualidad por encima.
‒¡No soy--!
‒Sí, ya, ahora acompáñame a llevar estas cosas.
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Amor Secreto
FanfictionThomas se encontraba tan desconcertado en el momento en el que escapó de la Caja, que no pudo admirar a Newt ni un segundo. Pero alguien dulce, tranquilo y poderoso, puede ser tan atractivo como un boleto fuera del laberinto.