Capítulo I

4 0 0
                                    


20 de Junio, 2012

New York City

— ¿Isabelle?—. Una voz junto con unos toques en la puerta, la despertaron, aún somnolienta se dirigió a abrir la puerta, Logan se encontraba ahí, su cabello negro ondulado hasta los hombros y sus ojos verdes brillaban. — Lo siento si te desperté.

—No, no se preocupe, señor Collins—. Ella sonrió, él sacó un collar de su bolsillo, un dije de una I con una K.

—Un presente de la familia—. Isabelle tapó su boca con sus manos, sorprendida.

—No puedo aceptarlo, es demasiado, señor Collins.

—No piense en eso, Isabelle y por favor llámeme Logan, en eso quedamos.

—Ustedes han sido muy generosos conmigo pero esto es mucho.

—Mira, guárdalo ¿sí? Tú decides si usarlo o no—. Logan le dejó el collar en la palma de la mano.

—Gracias—. Susurró ella. —Esto no viene de parte del señor Hadley ¿cierto?

—No, tienes razón.

—Bueno, mejor. No le agrado—. Logan tocó su mano ligeramente y sonrió.

—A Dazaet no le agrada nadie—. Ella le sonrió.

—Logan—. Dazaet apareció en el oscuro pasillo, Logan se alejó de Isabelle, ella clavó su mirada en los ojos azules de Dazaet. —Te estaba buscando.

—Hablaba con Isabelle.

—Debes descansar, mañana debes ir a la Universidad para que estés distrayéndote, con pequeñeces.

—Está bien, Daza. Ya casi me iré a dormir—. Isabelle fulminó con la mirada a Dazaet, quien tenía una sonrisa burlona en el rostro.

—No te tardes, Log. Ya sabes, con cosas que no valen la pena—. Dazaet avanzó en medio de Logan y ella, Isabelle estaba roja de rabia.

—Estúpido—. Masculló Isabelle pero Dazaet la escuchó.

— ¿Dijiste algo, princesa?—. Logan retrocedió, dado el caso que Dazaet se puso entre él e Isabelle.

—No soy princesa—. Dijo ella, levantando la cabeza ya que Dazaet le llevaba al menos una cabeza de altura. —Y me molesta, señor Hadley, que usted sea tan grosero conmigo si nada le he hecho—. Él sonrió.

—Su simple presencia me molesta.

—Daza...—. El rubio levantó la mano, para que su hermano se callara y miró a la pelinegra, esperando.

—Si le molesta mi presencia, entonces a mí me alegra—. Ahora ella sonreía, con un aire superior.

—Cuidado, princesa—. Dazaet se alejó de ellos, la sonrisa de satisfacción de Isabelle se transformó a una sincera al ver a Logan de nuevo.

—Eso fue extraño—. Logan la miró, pasando su mano por su nuca, Isabelle lo miró con atención.

— ¿Es así de raro y grosero siempre?

—Sí, ya se le pasará—. Logan sonrió tímidamente. —Dazaet sufrió mucho de niño, así que construyó una pared a su alrededor, rechaza lo nuevo, supongo que en su cabeza lo nuevo considera una amenaza.

—Entonces ¿cómo es tan cercano a ti?

—Le había dicho que perdí a mi abuelo el mismo día que él perdió a sus padres. Después de eso me aceptó y aceptó a mis padres.

— ¡Oh!—. Había dicho ella, una brisa fría la golpeó, involuntariamente pasó sus manos por sus brazos. —Creo que es algo tarde.

—Tienes razón—. Logan miró su reloj. —Lamento haberte despertado, Isabelle. Que descanses.

Tú eres mi mayor sacrificio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora