Epilogo

265 27 18
                                        

Hace poco me recordaron un fanfic que odio lo que hizo arder la llama de porque escribo fanfics: Me gustan los finales felices, aunque a veces también los dejo abiertos para que cada lector pueda imaginar esa felicidad a su manera, sin embargo, aquí siento que me excedí con la incertidumbre así que he escrito un pequeño epílogo, luego continuo con mis otras historias, sin más que lo disfruten.

.

.

.

La fiesta pasó muy rápido, para Kara su percepción del tiempo había cambiado dado el periodo que pasó en la isla, además de reservarse a ser "la que cuida a los niños". Cada vez que alguna de las chicas intentaba incluirla la rubia ponía de pretexto a las niñas y por suerte las pequeñas eran lo suficientemente inquietas para darle la razón.

En un punto Sam ya no lo soporta por lo que aparta a Lena hacia la cocina, no era la mejor barrera para aquel súper oído pero de poder se lo diría de frente.

-Oye, tu y lo que sientes, lo entiendo ¡Te importa Kara! Siempre te ha importado- empieza cruzándose de brazos-. Sin embargo, ella es diferente, lo sabes, cuando volvió no quiso hablar con nadie, ¡Hasta el día de hoy supimos que iba a terapia! Y fue porque lo único que le importaba era cuidar a Crystal, lo cual no es malo, solo raro, ni a sus padres les dirigía la palabra.

-Yo tampoco sabía que tomaba terapia, le di una tarjeta black que yo solo pago cada fin de mes- reconoce la científica-. No quería intervenir en su proceso, ya no sé dónde estamos en este punto- se lamenta abrazándose en si misma.

-Tal vez deberías preguntarte si lo que volvió es Kara realmente.

.

Entrada la noche la Kryptoniana ya ha acostado a las niñas, las demás se han retirado cada una a una de las muchas habitaciones de la casa. Es Lindstrom la que no puede dormir, dando vueltas en la cama por lo que no se sorprende cuando la puerta se abre, con su exprometida asomando la cabeza dentro del cuarto oscuro.

-Escuché que no podías dormir ¿Quieres ir a caminar?

La oceanóloga suspira levantándose.

-Si.

Se coloca sus botas y una bata roja para cubrir su pijama. Es una noche cálida por lo que no tiene problemas en seguir a la rubia afuera hacia el viñedo.

-Creo que tenemos mucho de que hablar.

-¿Por qué hasta ahora?

-Diana Prince- responde con seriedad.

-¿Qué hay con ella?

-Está soltera y no me gusta cerca de ti.

Lena se detiene en shock, a lo que Zor-El sin percatarse se adelanta un par de pasos, cuando logra reaccionar voltea viendo a la científica cubriendo su rostro.

-¡¿Todo esto ha sido por celos?!- le reprocha.

-No, no lo entiendes o lo que es peor, creo que lo entendiste muy pronto ¿Aquí pasaron seis años verdad? Es mucho tiempo para pensar- señala volviendo sus pasos, con una gran sonrisa adornando su mirada.

Lena retrocede uno solo, el viento de repente se siente un poco más frío, odia el frío desde su viaje, pero se detiene al ver que Kara alza un dedo, como advirtiéndole que se detenga.

-Hablamos de casarnos y tener hijos, de al fin asentarnos cuando terminamos la expedición- empieza Zor-El-. Por eso no me sorprendió tanto que te inseminaras en mi ausencia, una parte de mi te lo agradece- suelta un gran suspiro antes de acercarse mas-. Por que creo que tu sabes, que si me hubieras esperado yo no habría vuelto contigo. Pasaron sesenta años, para mí mis padres estaban muertos, mis amigas si vivían eran ancianas, tu mi amor igual, me obligué a matarte en mi mente y superar esa vida en un luto de décadas, cuando te volví a ver extrañaba a más a tu hermano que a ti. Para mí la existencia en la tierra ya no tenía sentido, si mi hija no hubiera nacido, te habría abandonado apenas volví para empezar de nuevo en otro planeta.

El mar en la cimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora