25. Turistas

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KYRIA:

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KYRIA:

La alarma de mi teléfono sonó repentinamente y me sobresalté sin razón, cuando estuve consciente de donde estaba me arrepentí de haberla puesto.

Cualquier persona estaría súper emocionada por visitar cualquier lugar de Londres pero lo que yo quería en esos preciosos segundos era dormir hasta que me dé hambre, lamentablemente no era posible así que a regañadientes me levanté somnolienta, me lavé la cara y desenredé mi cabello.

Ya mucho más despierta me cambié y terminé de meter las últimas cosas a mi maleta, me puse una bufanda en el cuello y salí de mi habitación, en el camino me encontré con Brenda quién subía apurada las escaleras con ropa limpia y una toalla enroscada en su cabello mojado.

— ¿Ya estás lista? — asentí ante su pregunta y siguió subiendo las escaleras, cuando estuve en la recepción vi a Eugene con unas gafas de sol. CUANDO NO HACÍA NI UNA PISCA DE SOL. Eran bastante llamativas y tenían toda la pinta de ser carísimas, un saco largo marrón con una camisa blanca dentro y un pantalón negro de vestir.

Prácticamente daba todas las vibras de irse a una reunión de negocios o viajar a su mansión privada.

— ¿Necesariamente tenías que levantarme así? — la voz de fondo de Dominic me hizo girar la cabeza.

Vi la imagen en primer plano de Mateo jalando una maleta de ruedas relativamente grande, como la de los turistas cuando salen del país. ¿Lo mejor de esa imagen? Dominic estaba literalmente echado encima de la maleta como un koala a su árbol, parecía un niño chiquito haciendo berrinche para que sus papás le compraran un dulce.

— ¿Qué le sucede? — pregunté en cuánto me acerqué a ellos.

— Se está quejando por levantarse temprano —

— ¿Y Luis? — los dos alzaron la cabeza y me miraron fijamente como si fuera un punto negro en la cara de una modelo — ¿Qué? — pregunté cuando no quitaron su vista de mí.

— ¿Porqué de repente tan interesada en él? —

— Es que siempre está con ustedes — disimulé el nerviosismo al darme cuenta lo que yo misma estaba diciendo.

— Aún sigue en la habitación, si quieres ve, capaz ahí si sale — no supe que responder y tampoco me moví de mi sitio.

— Pensé que te quedarías en el centro — su voz me quitó toda la tranquilidad que quería en ese momento.

— Saldré a conocer un poco, no hay nada de malo —

— Espero no hagas algo ilegal —pronto llegó Alessio con un estilo bastante parecido al de Eugene, qué más podría esperar, uno es francés y el otro italiano, la elegancia vive en su sangre.

—¿Ilegal? ¿Te diste un golpe en la cabeza o algo? —

— No, solo soy testigo de hechos —

— ¿Hechos? — 

Inquebrantable (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora