Un mes.
Había pasado un tormentoso mes en el que no cruzaban palabra ni chocaban miradas.
Se extrañaban, demasiado a decir verdad. Extrañaban la compañía y la cercanía del otro, poder hablar durante horas, tomarse de las manos, mirarse a los ojos.Ahora mismo, Sanemi golpeaba el saco de boxeo que había comprado en una tienda de segunda mano, usando mucha más fuerza de la habitual. No podía dejar de pensar en ella; en cómo estaba, qué estaría haciendo en ese momento, si ella también pensaba en él...
Aunque no era el único deprimido, pues Genya igualmente había estado desanimado desde que su hermano mayor llegó a su casa y le informó que tal vez no volverían a verla ni a hablarle.
El niño no era tonto, y sabía que esa repentina decisión no había dependido de Kanae, pero le parecía tan triste e injusto que dos personas que se querían tanto y de manera incondicional tuvieran que separarse por la inconformidad de un tercero.Tristemente, no podía ni debía involucrarse.
Por otro lado, Kocho no estaba mejor: lloraba y se lamentaba día y noche, sin tener ánimos para hacer ninguna actividad y preguntándose si Sanemi también pensaba en ella.
Y mientras seguía derramando lágrimas sin parar, su hermana del medio tocó su puerta para después ingresar.
—¿Sigues llorando? —preguntó con el tono menos brusco que pudo.
La fémina ocultó su cabeza en la almohada y se limitó a pedir—: Déjame.
Con un pequeño suspiro hizo lo que le pidió, y salió al pasillo.
A Shinobu le dolía ver a su hermana en ese estado tan lamentable, pero desconocía si sus padres la escucharían al interceder por Kanae.❛ ━━━━━━・❪ 🌺 ❫ ・━━━━━━ ❜
El fin de semana terminó y llegó el lunes por la mañana. Kanae junto a Shinobu partieron a la escuela (sus papás llevaban a Kanao a la escuela al ser una niña), y al entrar a la preparatoria, Kocho fue privada de la visión cuando unas manos se posaron en sus ojos desde atrás.
—¿Quién soy?
—Takada-san —respondió intentando no parecer desanimada.
—Buenos días —saludó con una sonrisa, percatándose de que el puro e inmaculado rostro de la chica era corrompido por las ojeras— ¿Pasó algo?
—Nada.
—¿Segura de que estás bien?
—Sí, no tienes de qué preocuparte.
—¿Puedo acompañarte?
—Si gustas —no quería tratar con nadie, pero tampoco veía correcto ser grosera y rechazarlo. Al menos por educación.
En otra parte del edificio, Shinazugawa miraba a Takada con furia. ¿Por qué, de todas las mujeres que iban a esa preparatoria, tenía que haberse fijado en Kanae? Porque decir que no sabía que al joven de cabello negro le había gustado Kocho desde el primer día que la vio sería mentir.
—¿Se pelearon?
—No pasó nada —respondió cortante.
A pesar de no tener años de amistad como sucedía con la hermosa chica, Kumeno había aprendido a conocerlo rápidamente, por lo que no le creyó.—Entonces ¿por qué no estás allá con ella? Ustedes son prácticamente inseparables.
—Éramos —corrigió con una mezcla de enojo y tristeza.
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Opuestos. (SaneKana).
FanfictionSi algo tienen en común todos los Shinazugawa es su actitud mal humorada y su mal carácter. Y el hijo mayor de Sanemi no era la excepción: el muchacho desde su entrada a la adolescencia, se había vuelto más rebelde e impulsivo, terminando mu...