CAPÍTULO 18: Disculpas.

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Para Sanemi, una de las cosas más difíciles de hacer era pedir perdón. Para él era horrible tener que plantarse frente a la persona, admitir que cometió un error y elegir las palabras correctas para que aceptaran su arrepentimiento. Las pocas ocasiones en las que se disculpaba eran porque Kanae lo convencía o como última opción, lo obligaba.

        Pero ahora no había quien hiciera esa labor, y lo peor era que la persona con quien tenía que disculparse era con ella.

        —Buenos días —le sonrió Takada a Kocho, quien estaba sentada en una banca mientras comía su bento en silencio.

        —Buenos días.

        —¿Pasa algo?

        —No es nada.

        —Por nada no luces tan desanimada. Cuéntame, tal vez te puedo ayudar.

        —Sanemi y yo tuvimos una discusión —se limitó a decir, no quería dar detalles.

        —¿Fue fuerte?

        —No fuerte, pero... No pudimos arreglar esa diferencia.

        —¿Y esa diferencia es importante?

        —Un poco.

        —Bueno, ¿qué te parece si te invito algo de la cafetería? No lo sé, ¿tal vez una bebida o algo con azúcar para subirte el ánimo?

        —Takada-san, recuerda lo que prometiste.

        —Te lo ofrezco como amigo —aseguró. Aunque en su interior, él sabía que no. Acto seguido, le tendió la mano.

        —Lo siento, pero no puedo aceptarlo, no es correcto.
Yo amo a Sanemi, y aceptar tu invitación sería como engañarlo.

        La expresión del chico cambió, y obviamente retiró la mano que tenía la esperanza de que ella tomara.

        —Entiendo.

        Relativamente lejos de donde estaban Yoichi y Kanae, un albino apenas contenía sus ganas de ir y darle un puñetazo que le tumbara todos los dientes. Estaba que ardía.

        —Tienes que disculparte —le indicó Kumeno mientras comía.

        —¿Y cómo propones que lo haga? —preguntó toscamente.

        —Dejando tu orgullo de lado.
Sanemi, sé que odias pedir disculpas, pero con ella tienes que ser diferente, al menos un poco. No puedes esperar que las cosas se resuelvan de la nada, tienes que hablarlas, y con más razón si fue tu culpa.
Y desde ahora te aviso que si no cambias en ese aspecto, Kocho por más que le gustes y te ame, se va a cansar. Solo mira cómo la trata él, aunque sabe que nunca tendrá oportunidad mientras tú estés cerca. Pero si Kocho se cansa de tu actitud, va a permitir que él la conquis...

        —Ni siquiera lo sugieras.

        —Si no quieres que lo sugiera, actúa, y deja ese orgullo y ego de lado. Aunque sea por ella. Nunca lo he experimentado, pero dicen que "hombre enamorado no conoce orgullo".

        —¿Qué hago entonces?

        —Piensa. No puedo decírtelo yo.
Pero cuando digo que te disculpes no me refiero solo a un "perdóname", no: tienes que ofrecerle una disculpa bien, donde reconozcas que te equivocaste y la razón por la que actuaste de esa manera.
Ella te va a entender. Dices que te conoce incluso más que tú mismo, ¿no?

        Él escuchó atentamente sus palabras, para luego afirmar con gesto serio.

        —Lo intentaré.

Opuestos. (SaneKana).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora