CAPÍTULO 23: Recta final.

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—Buenos días a todos —inició el docente a cargo de la primera hora—. Como ya saben, se aproxima la fiesta de graduación, pero antes existe otro asunto importante que no debemos pasar por alto: los exámenes finales.

        Sonó una queja al unísono, pero fue acallada al instante cuando el hombre levantó la mano en señal de silencio.

        —Según informó el director, los exámenes empezarán la próxima semana, por lo que pegarán una hoja en la pared con los nombres y los promedios de todos para que puedan corroborar si exentan alguna materia. Recuerden que logran la exención con 9.5 mínimo.
Ahora, empecemos con el último tema antes de los finales.

        Desde su puesto, Sanemi pasó una mano a lo largo de su cabello con frustración. No sabía qué tan bajas serían sus calificaciones del segundo parcial, pero tenía claro que si acaso le alcanzaba el promedio, la única que exentaría sería Matemáticas.

        La presente clase transcurrió sin ningún otro aviso relevante, y fue durante la segunda hora cuando la subdirectora ingresó al aula para colocar los promedios, permitiéndoles revisar no sólo los suyos propios, sino también los de los demás.
Fue ahí cuando todos se acercaron a ver.

『•••』

        —¿Cómo te fue? —le preguntó Kanae en el receso.

        —De la mierda —confesó con un suspiro—: 6.2 en Japonés (𝐄𝐥 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜 𝐞𝐬𝐭𝐚́ 𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐩𝐚𝐧̃𝐨𝐥 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐫𝐝𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐣𝐚𝐩𝐨𝐧𝐞𝐬𝐞𝐬 𝐲 𝐯𝐢𝐯𝐞𝐧 𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐩𝐨́𝐧, 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐦𝐞 𝐡𝐢𝐳𝐨 𝐦𝐚́𝐬 𝐥𝐨́𝐠𝐢𝐜𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐞 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐚 𝐞𝐥 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐦𝐚𝐭𝐞𝐫𝐢𝐚), 7.4 en Inglés, 6.8 en Historia, 6.1 en Arte, 6.5 en Geografía, 7.2 en Química, 6.0 en Biología, 7.6 en Física, 6.4 en Cívica.
¿A ti cómo te fue? ¿Cuántas exentaste?

        —Todas. Matemáticas fue la más baja. 9.6

        —Me lo esperaba, siempre has sido de las mejores —afirmó sin molestarse, provocando un sonrojo en su novia. Al contrario de lo que cualquier alumno pudiera pensar, Sanemi nunca le había tenido envidia a Kanae por sus excelentes notas; al contrario, estaba —discretamente— orgulloso de ella.

        —Por cierto, no me dijiste tu calificación de Matemáticas.

        —Es la única que no me da vergüenza. 9.5

        —Siempre has sido bueno con los números. Y no te preocupes, puedo ayudarte a estudiar para los finales.

        —¿Sólo estudiar? —preguntó, insinuante.

        —Si aprendes rápido, puedo considerar darte recompensas —respondió usando el mismo tono y acercándose.

        —Acepto.

        Pero antes de que sus labios llegaran a rozarse, sonó el timbre del receso, lo que arruinó el ligero ambiente que habían creado.

        —Maldito timbre —murmuró el albino.

        Sin más remedio, tomaron el camino hacia el salón, aunque fueron interrumpidos por cuatro estudiantes pertenecientes a su grupo en uno de los pasillos.

        —Vaya, pensé que no pasarías ni una materia —se burló un chico de cabello castaño.
Sanemi ya tenía todo un historial de conflictos con él, tanto verbales como a puño limpio.

Opuestos. (SaneKana).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora