Capítulo 4

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¡Hola! Me animaron a hacer este capítulo lo más antes posible por lo que... aquí os lo dejo, espero que disfruten: 

Charlie se levantó, es verdad que ahora la cama era más grande, y más fría, pero daba completamente igual, era mejor así. 

Alastor seguía dormido, el día anterior había sido agotador. Al despertarse y ver la hora, con un chasquido hizo que él estuviera cambiado y aseado, al igual que toda su habitación, la cual pasó de estar desordenada, más la cama desecha, a estar más limpio que habitación de hotel. (De hecho era una habitación de hotel). 

Bajó y se encontró a todos ahí sentados, esperando que él dijera algo. Algunos lo llamaron imbécil por haber hecho cortar la relación de la omega y la beta, pero pasó algo que nadie se lo esperaba. 

La princesa se levantó y se puso delante del alfa, como.... protegiéndolo. 

-Alastor no tiene la culpa de nada. Él es así y así lo queremos. -dijo ella firme. -Mi ruptura con Vaggie ha sido idea mía, y además lo nuestro no tenía futuro, ya que yo en un futuro me tendré que casar con un alfa. 

Lo último hizo sorprender al demonio de la radio, se encontraba bastante nervioso. ¿Ella se iva a casar con él? No, seguramente elegiría al hijo de los Von Eldrich. Seguramente. Eso hizo que algo en su corazón se rompiera. Pero... ¿Por qué? Si nisiquiera tenía sentimientos amorosos hacia la princesa ¿por que se sentía así? Le encantó que ella lo protegiera. 

Los que insultaron al venado se disculparon con él y fueron todos a desayunar. La princesa parecía firme cuando hablaba. Eso le gustaba, tenía que imponer respeto. 

-Gracias por protegerme, dulzura -dijo susurrándole al oído. 

Tal acto ruborizó a la princesa, quien no tuvo otra opción que mirar hacia abajo ¿Por qué? Nunca tuvo ese sentimiento.... ¿por qué ahora sí?

-No fué nada, Alastor. Esto no tiene nada que ver contigo, yo quiero que te sientas lo más cómodo posible aquí, con ellos. 

-Y contigo, querida, no quiero que te sientas incómoda con mi presencia -dijo acercándo su rostro un poco más a la princesa. 

-N-No lo estoy Alastor, tranquilo- dijo totalmente ruborizada. 

-Yo estoy tranquilo, dulzura, pero tú.... pareces algo, nerviosa. 

Por Lucifer ¡Alastor ponía a Charlie de unas maneras increíbles! Ella estaba totalmente ruborizada intentando mantenerse firme mientras le temblaban las piernas.

¿Por qué pasaba eso? Su corazón empezó a latir un poco más. No entendía por qué. Ella aún no tenía el celo. Solo había pasado una semana. 

El ver de esos colores a Charlie despertó algo en Alastor. Algo que llevaba atado con cadenas y un candado cual solo la princesa infernal poseía la llave. Sus mejillas rojas, su piel blanca, su pelo, su cuerpo. En ese momento se dió cuenta de lo perfecta que era Charlie. Algo dentro suya quería tenerla, poseerla, para él solo. Quería besarla hasta que sus labios se desgastaran. ¿Pero qué estaba diciendo? ¿Se había vuelto loco?.

Charlie cerró sus ojos y suspiró, no podía hacer nada más que dejarse llevar por su sonrojo. Pronto se dió cuenta de que si hacía eso su súcubo saldría a flote y que le haría cualquier cosa en medio del salón. Mejor era salir huyendo antes de que algo raro pasara. 

-Alastoryanotengohambremejormevoy -dijo a toda prisa (Alastor ya no tengo habre mejor me voy).

La princesa se fué corriendo y subió las escaleras. Alastor rió con tal acción, pero decidió seguir sus instintos de alfa por lo que se teletransportó y mientras la princesa andaba un poco más tranquila la acorraló en la pared, poniendo sus dos brazos a sus dos lados. 

-Yo tampoco tengo hambre, querida -dijo acercándose un poco más. 

Charlie cerró los ojos y suspiró, quería dejarse llevar, y que el demonio de la radio la hiciera suya. Alastor quitó uno de sus antebrazos de la pared para poner su mano en la barbilla de la mujer, para que lo viera a los ojos. Los dos los cerraron, dejando que los suspiros acariciaran la piel de su rostro, y hasta la piel de su cuello. 

Alastor le dió un tierno beso en los labios, no era brusco ni apasionado, era un roce docil, pero muy dulce. Luego despegó su boca de la dulce saliba de la heredera al trono y se acercó a su oreja. 

-Tendrás que esperar para más, dulzura. Pero no tardaré en enseñarte por qué eres mía. 

Tal acto de posesividad en el demonio radiofónico hizo que la chica se excitara. Su súcubo salió a flote. 

-Oh Alastor... tú no te vas a ningún lado- dijo cambiándose de posiciones, haciendo que él quedara contra la pared. Charlie puso un pié en la pared, haciendo un tipo de barrera por un lado. -Es una suerte que no tenga que esperar tanto ¿verdad?- dijo coquetamente. 

Un dulce y adictivo aroma hizo que la mente del venado colapsara. Tales feromonas de omega, eran muy pocas las que había soltado, pero, tan de frente, tan de golpe. Lo hizo jadear, lo estaba torturando. Su naturaleza pedía a gritos tomarla ahí mismo, pero a la vez su mente le decía que resistiera, que si no alguien los vería y ella no se lo perdonaría nunca. 

Gracias a la excitación, hizo que Alastor soltara un par de sus feromonas de alfa, quienes volvieron loca a la súcubo. 

-No te resistas, Alastor -dijo ella seductoramente- sé lo que quieres en realidad. 

Verla en ese estado le subía los colores a el demonio de la radio, pero justo cuando estaba a punto de ceder, Vaggie, su amiga, se llevó por delante a Charlie, haciendo que esta cayera al suelo, tirándose en ella. 

-¡VETE AHORA! ¡AHORA MISMO!- dijo Vaggie con enfado, lo único que ella quería es que Charlie no se liara con nadie que no fuera con ella, pero había llegado tarde, por lo menos había evitado algo de un grado superior. 

Alastor, aún de la misma forma, entró a su habitación y empezó a pensar en todo lo ocurrido. 

¿Qué estaba pasando? 

Todo lo extraño- Omegaverse -CharlastorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora