04. Los Caballeros Negros

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El rey demonio citó a Meliodas para hablarle acerca de un grupo que deseaba formar, el cual sería conocido como Los Diez Mandamientos. Grande fue su asombro al saber que entre ellos estaría Tsunade, lo que auguraba un tiempo en que Sakura entrenaría bajo la tutela del maestro de Zeldris.

—¡Habéis dejado ilesos a otros demonios, descuidando al que debíais abatir! —rugió furioso el maestro Chandler, descargando su bastón sobre la cabeza de la joven pelirrosa.

—Para ser franco, ese 'Full Counter' fue mediocre y aburrido —respondió Meliodas, reposando sobre una roca con su brazo apoyado en su pierna encogida.

—El señorito tiene razón —asintió Chandler.

—¡Esto es complicado, Shannarooo! —exclamó Sakura, exhausta, dejándose caer al suelo.

—Solo habéis de hacer esto y pronunciar... —Chandler tomó una rama en su mano, adoptando unas poses extrañas— ¡Full Counter!

—¡Dejad de hacer el ridículo y explicadme adecuadamente!

—¿Qué decís, mocosa? Mi explicación fue más que suficiente... ¡A entrenar se ha dicho!

—¡Ya no quiero! ¡Esperaré a mi maestro!

—¿Cómo podéis rendiros tan fácilmente?

Una vez más, Chandler y Sakura no lograban congeniar debido a sus fuertes temperamentos. A pesar de que Chandler le ofreció su ayuda cuando ella expresó su interés en aprender el 'Full Counter', Sakura no poseía la paciencia necesaria para soportarle. No pasó mucho tiempo antes de que empezaran a discutir acaloradamente, con Chandler blandiendo su bastón como si de un arma se tratase. Pronto, el maestro de Zeldris apareció en el campo de entrenamiento, acompañado por su hermano.

—Hola, Zeldris —Meliodas se levantó de un salto para acercarse a él.

Zeldris pareció sorprendido y tardó en devolverle el saludo. Pronto, los demás Mandamientos hicieron su aparición, y las mujeres del grupo se acercaron a los alborotadores, Sakura y Chandler. Tsunade respaldaba a su pupila, mientras que Melascula se alineaba con el maestro.

—¿De qué lado estáis? —inquirió Sakura, molesta, dirigiéndose a Melascula.

—Oh, perdonad —rió Melascula, indecisa sobre a quién apoyar—. Pensé que estaba de vuestra parte.

Galand rodeó con su brazo a Sakura y, entre risas, les recordó a todos que Melascula estaba resentida con ella por haberla humillado en el entrenamiento anterior. Melascula, roja de furia, no dejaba de fijar su mirada en la joven pelirrosa, culpándola por completo. Galand no se callaba y avivaba la hoguera.

—¡No fue mi intención! —Sakura levantó las manos en señal de rendición.

—¡Quiero una revancha!

Meliodas suspiró, recordando que desde que el rey demonio le nombrara líder de Los Diez Mandamientos, portando el Mandamiento del Amor, dos cosas sobresalían en su distanciamiento con Sakura: No había podido asistir a las citas para contemplar las estrellas, un hábito que solían disfrutar con frecuencia. Y la otra, que ella había estado esforzándose arduamente en su entrenamiento. Le mencionó que deseaba dominar el Byakugou que su maestra le enseñaba, pero que aún no lograba reunir el poder suficiente.

Sin embargo, si Sakura lograba obtener el Byakugou, se uniría a la guerra y formaría parte de un grupo de guerreros conocidos como Los Seis Caballeros Negros.

—Entonces, ¿pensáis ir a la guerra? —inquirió Meliodas, mientras yacía en el césped con las manos tras la cabeza. A su derecha, Sakura abrazaba sus piernas, con la mirada perdida en la hierba.

The cursed lovers² |Meliodas y SakuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora