Ruduciel había colocado un cebo viviente en lo más profundo del bosque de las hadas, con el objetivo de atraer al clan de los demonios y exterminarlos. Grandes hordas de presencias mágicas llenas de furia y enojo se aproximaban. Entre ellas, los Diez Mandamientos, que se acercaban peligrosamente, poniendo en alerta a todos los habitantes del bosque.
Elizabeth, con su habitual temple, se dirigió a ellos para proponer una alianza entre sus clanes. Un humano, Rou, se ofreció a proteger el bosque de las hadas, y Gloxinia le agradeció. El avance de los demonios cesó.
Meliodas, viendo aquello, no pudo evitar murmurar con incredulidad:
-No puede ser...
Elizabeth se hallaba frente a los Diez Mandamientos, un grupo temido y poderoso en la batalla.
-¿Quién eres tú? -inquirió Deriere, con furia en su voz. La diosa permaneció en silencio, sus ojos fijos en una joven de delgada figura y cabello rosa, quien en tiempos pasados fue mi amante.
-Diosa Elizabeth, una insignificante y estúpida deidad que osó seducir a mi esposo, con el fin de apartarlo de mi lado y traicionar a nuestro clan.
La joven de cabello rosa proclamó con voz cargada de enojo y rencor.
-Sakura -murmuró Elizabeth, el dolor evidente en su rostro al pronunciar el nombre del demonio.
-¿Y has venido aquí a ofrecer tu vida? -se burló Melascula.
-¡No deben avanzar más! -exclamó Elizabeth con urgencia extendiendo sus brazos a sus costados.
Monspiet comunicó a la diosa sobre el ejército de demonios desaparecidos y mencionó que la única señal provenía de lo más profundo del bosque de las hadas.
-Pero la cantidad de energía mágica transmitida es masiva, joven... ¿Cómo lo explicas?
-No puede ser... ¿Significa esto que los dioses han tomado prisioneros a los del clan demoníaco? -se preguntó, atónita-. ¡Pero ahora, por favor, retírate! ¡Ruduciel debe estar planeando algo!
-¿Ruduciel?... ¿Uno de los cuatro arcángeles? -inquirió Monspiet con sorpresa- ¿Esperas que te creamos? -le preguntó a Elizabeth-. ¿Tienes alguna prueba?
-Ninguna, ¡Pero por favor, creedme! ¡Deseo poner fin a esta guerra lo antes posible!
-Parece que la responsable de desviar nuestras tropas ayer es esta joven -anunció Fraudin.
-¿Eh? -Galand se mostró sorprendido.
-No entendemos por qué nos retiramos... Al mirar sus ojos, perdimos todo deseo de luchar... -confesó un demonio.
-Tus ojos ya no me afectan, diosa... Así que si quieres que confiemos en ti, entonces, libera a nuestros hermanos -Sakura habló con amenaza en su voz.
-Si lo que dices es verdad, entonces iré a hablar con Ruduciel.
-Y si él se niega, ¿qué piensas hacer?
-Aun si él no quiere, encontraré alguna forma.
-Muy bien... Y una cosa más... También queremos que nos traigas a ese traidor, ¡Meliodas! -al escuchar esto, Elizabeth abrió los ojos como platos-. Sabemos, lamentablemente, que él está bajo tu servicio.
-Me niego. Él es todo para mí. Si planean matarlo, entonces incluso sola, lucharé con ustedes aquí y ahora.
-¡Kaaaaakakaka! ¡Esta chica realmente tiene agallas! -dijo Galand, riendo.
-¡Maldita...! -Sakura creó una esfera negra en su mano, lista para lanzarla, pero Elizabeth no se inmutó.
-Sakura, mi hermana está ahí -llamó Deriere.
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The cursed lovers² |Meliodas y Sakura
Ciencia FicciónLibro 2 Comienza hace 6 mil años, dios supremo no simpatizó con su hermana, la reina del mundo demoniaco, por lo tanto, crearían una guerra santa. Sakura y sus amigos intentan impedir la guerra, pero fueron maldecidos hasta que Sakura decide cumplir...