Poemas de un solitario poeta

El Eclipse de Amor Eterno

En el vasto firmamento, dos amantes divinos,
la Luna y el Sol, en sus destinos opuestos, se hallan.
Entre los cielos, su amor imposible se despliega,
una pasión prohibida que la eternidad niega.

La Luna, pálida y fría, en la noche se alza,
susurra secretos a las estrellas, en su danza.
Anhela el calor del Sol, su brillo radiante,
pero las leyes del cosmos, su unión son distantes.

El Sol, ardiente y poderoso, reina en el día,
ilumina el mundo con su llama encendida.
Sus rayos dorados acarician la Tierra,
pero su corazón anhela a la Luna, su guerrera.

Entre los astros, su amor es un mito prohibido,
destinados a nunca fundirse en un abrazo compartido.
Pero una vez en eones, en un raro eclipse,
la Luna y el Sol se encuentran en un mágico deslize.

El cielo se oscurece, la Luna se acerca,
en un beso de sombras, su amor se libera.
El Sol se eclipsa, en el abrazo de su amada,
una danza celestial, en una noche encantada.

Por un breve instante, la Luna y el Sol se funden,
en un éxtasis cósmico, donde el tiempo se hunde.
Sus destinos entrelazados, en un fugaz suspiro,
antes de separarse, en su eterno retiro.

Así, en el lienzo del cielo, su amor se inscribe,
un romance imposible, que el universo proscribe.
Pero en cada eclipse, su pasión se renueva,
una eterna promesa de un amor que perdura en la penumbra eterna.