Ecos del Olvido

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En el jardín del ayer, las flores brillan en la sombra, donde el sol es un eco y la memoria se asombra. Los días son ríos que fluyen sin destino, y las horas se mezclan en un muro divino.

Pero en el eco distante de un tiempo que se olvida, la sombra del olvido se acerca sin medida. Los nombres, los rostros, se desvanecen en la niebla, y en el laberinto de mi mente, se pierde la huella.

Los sueños que tejí se deshacen como arena, en el mar del olvido, donde el viento suena. ¿Dónde estoy? Las preguntas se pierden en la bruma, en un eco sin respuesta que en mi ser se consuma.

El espejo refleja un rostro que ya no reconozco, un eco distante en un tiempo que se mece moroso. Las palabras se deslizan como sombras sin razón, en un lenguaje perdido, en una eterna confusión.

En el laberinto de mi mente, una luz titila perdida, una estrella en la noche, una guía desvaída. Pero en cada esquina, el olvido me llama y me abraza, en un baile sin fin donde mi ser se deshace en la plaza.

Y en el eco de mis versos, se esconde mi verdad, en este poema, soy yo y soy la demencia, en la eternidad.

Así, en la danza eterna de la demencia, yo soy el marinero, navegando sin rumbo, entre sueños y senderos. Y aunque el mundo se desvanece, y el tiempo me traiciona, en cada verso perdido, mi alma aún resuena.

Pero al final, la memoria vence y se lleva mi ser, no pude ganarle, ¿qué hago yo aquí, quién soy después?

Poemas de un solitario poetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora