Ha-Won se encontraba en medio de la oscuridad, el frío penetraba sus huesos mientras corría sin rumbo fijo. Cada vez que su corazón latía, parecía un tambor retumbando en la noche. Sus pulmones ardían con el esfuerzo, pero no podía permitirse detenerse. Estaba sola, con la sensación de que alguien acechaba en las sombras, persiguiéndola sin descanso.
A lo lejos, las luces distantes de Seúl apenas eran visibles, demasiado lejos para alcanzarlas a pie en su estado agotado. Ha-Won se encontraba en un lugar apartado, donde la civilización parecía estar a años luz de distancia.
De repente, tropezó con algo que yacía en el suelo, y su cuerpo se estrelló contra la tierra helada. Rodó por una pendiente cubierta de árboles, sintiendo cada piedra y rama que encontraba en su camino. Al intentar levantarse, un dolor punzante en la cabeza la hizo jadear, su mente nublada por el impacto.
Mientras luchaba por recuperarse, el sonido de pasos acercándose la hizo girar la cabeza. Vio la figura borrosa de su perseguidor, y su corazón se llenó de pánico y confusión. ¿Por qué la perseguía? Antes de que pudiera procesar la situación, su agresor se inclinó sobre ella con una sonrisa siniestra. Ella lo reconoció de inmediato.
—Ya eres mía, Shin Ha-Won. —susurró, enviando escalofríos por la columna vertebral de Ha-Won. Antes de que pudiera reaccionar, un golpe brutal la alcanzó por la espalda, sumiéndola en la oscuridad del inconsciente.
Horas antes...
El dolor puede moldear la mente y el corazón de una persona de formas inimaginables, dejando cicatrices invisibles que perduran mucho más allá de los momentos de sufrimiento. Desde la infancia, las experiencias traumáticas pueden desencadenar una serie de trastornos que afectan profundamente el bienestar emocional y mental de una persona.
Kwon Min-Seo era una de esas personas cuyo pasado dejó cicatrices invisibles que nadie parecía notar. Desde muy joven, su vida fue un continuo sufrimiento en todos los ámbitos: en su familia, en la escuela, en cualquier lugar al que fuera. Para lidiar con ese dolor, desarrolló una serie de obsesiones. Comenzó con cosas pequeñas, insignificantes para los demás pero significativas para él. Luego, esas obsesiones se convirtieron en algo más grande, más profundo.
La primera vez que se obsesionó con una chica fue un punto de inflexión. La seguía a todas partes, conocía cada detalle de su vida, pero aún no era capaz de dar el siguiente paso. Sin embargo, todo cambió cuando Ha-Won entró en su vida. Ella fue más que una obsesión; se convirtió en una luz en su oscuridad, en un faro de esperanza en medio de su caos interno. Ha-Won despertó en él sentimientos mas fuertes, estaba decidio a acercase a ella, y tambien tenerla para él.
—Gracias por aparecer en mi vida. —dijo él mientras la miraba
Ha-Won se sorprendió por sus palabras, preguntándose por qué le estaba agradeciendo. Sin embargo, decidió no cuestionarlo en ese momento y simplemente asintió con una sonrisa, reconociendo el gesto sincero de él.
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ᴄᴏᴍᴘᴜʟꜱɪᴏɴᴇ
Teen FictionEn un mundo donde el amor es confundido con la obsesión, los límites entre el deseo y la devoción se desdibujan.