11. Manipulación

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Es sorprendente cómo la vida nos reserva giros inesperados que nunca imaginamos que ocurrirían

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Es sorprendente cómo la vida nos reserva giros inesperados que nunca imaginamos que ocurrirían. Min-Seo se encontraba en una posición inimaginable: ahora tenía a Ha-Won bajo su control, vulnerable y dispuesta a creer cualquier cosa que él quisiera. Su plan había sido meticulosamente elaborado, ahorrando diligentemente para este momento. Con la ayuda de un cómplice, la había llevado a Tailandia, específicamente a la apacible isla Koh Kood, donde podrían pasar desapercibidos. Este tranquilo rincón era perfecto para ocultarse del mundo y de cualquier posible reconocimiento.

Pasaron un par de días más desde su llegada a Koh Kood. Min-Seo, en esos días transcurridos, se aseguró de mantener a Ha-Won en ese estado de amnesia. Aunque el golpe que ella recibió en la cabeza había sido suficientemente fuerte para hacerla perder la memoria temporalmente, sabía que en cuestión de días podría volver a recordar todo. Por eso, se anticipó e investigó cómo mantenerla en ese estado. Descubrió que existía un té cuyos efectos incluían la pérdida temporal de la memoria.

Min-Seo, hábil en el arte del engaño, no se conformó solo con el té para mantener a Ha-Won en la oscuridad de su amnesia. Se dispuso a manipularla aún más, tejendo una historia en la que ambos eran pareja desde hacía mucho tiempo y vivían juntos. Con cada gesto y palabra, se aseguraba de hacerla sentir confundida pero también amada. La cuidaba con esmero, la mimaba con delicadeza, todo para que ella se creyera por completo esa falsa historia.

Aunque Ha-Won estaba empezando a creer en la historia que Min-Seo le había contado, todavía albergaba algunas dudas. Por ello, había expresado su deseo de dormir sola en la habitación. Min-Seo aceptó con amabilidad esta petición, lo que la alivió y a la vez le hizo sentir que realmente estaban juntos como pareja.

Al despertar temprano, Ha-Won se encontró con la persistente falta de recuerdos. Se levantó y caminó en silencio hasta la puerta, abriéndola suavemente. Fuera de la habitación, vio a Min-Seo dormido en uno de los sillones de la sala. Lo observó detenidamente, admirando su tranquilidad. Cautelosamente se acercó a él, sintiendo la necesidad de recordar, pero sus esfuerzos eran en vano.

Se inclino junto a él, acariciando su rostro con delicadeza. Mientras lo hacía, sintió un atisbo de injusticia. Min-Seo la amaba genuinamente y todo indicaba que realmente eran pareja, pero ella no podía recordarlo. Con tristeza y determinación, ella se concentró en los labios de Min-Seo, como si buscara en ellos alguna pista que le revelara la verdad que se le escapaba.

Ha-Won se inclinó con delicadeza y depositó un suave beso en los labios de Min-Seo, quien seguía dormido, ajeno al gesto. Un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir la cálida suavidad de sus labios bajo los suyos. Por un momento, el mundo pareció detenerse mientras ella anhelaba que ese beso desencadenara una chispa de recuerdo en su mente. Sin embargo, cuando se apartó, no hubo ningún destello de memoria, solo la persistente oscuridad de su amnesia.

La joven suspiró con resignación, sintiendo un nudo en la garganta. A pesar de sus esfuerzos, seguía sin poder recordar el amor que Min-Seo le profesaba, ni los momentos compartidos que él aseguraba haber vivido juntos.

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