GEN N• XIV

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A Eijirō se le había hecho común ver cuándo nuevos "objetos de prueba" eran ingresados a la fábrica que iban desde lo más dóciles a los altamente peligrosos que era preferible sedarlos y trasladarlos a un área alejada con unos cuantos del personal de seguridad que cargaban con tranquilizantes que podía dejar inconscientes a un elefante solo con una dosis. Incluso el llevaba siempre en su ropa una dosis de carfentanilo en caso de que algún híbrido se pudiera salvaje y no hubiera nadie para ayudarlo. Por supuesto, una dosis de esa droga no dañaría en nada al híbrido ya que el metabolismo de estos eres era superior en muchos niveles... El cuerpo quemaba la droga en pocos minutos.

Por otro lado, una dosis de eso en un humano sería fatal.

Siguió las nuevas órdenes de un superior, tenía que revisar a los nuevos para agregarlos a la base de datos de la fábrica. Así que su presencia era necesaria mientras usaban la fuerza bruta para llevar a cada híbrido a una celda aunque estos fuera sumisos en todo el camino. Simplemente encontraban satisfactorio abusar tanto física como mentalmente de ellos solo porque podían, se pregunto si siempre se sintieron inferiores como para sentirse bien al oprimir a otros.

Él también podía jugar ese juego, no estaba mal darles un poco de su propia medicina. Al ingresar al área de descarga pusieron a todos en un fila siempre mancillados con grilletes en muñecas conectados a sus cuellos y tobillos. No era el único científico ahí, había al menos otros cinco haciendo el mismo trabajo que él. Había demasiado flujo de personas en la zona de descarga, pero con rapidez se integró al trabajo. Tomo la tablet que colgaba de su costado derecho abriendo un documento en blanco listo para rellenar y asignar un número al híbrido.

Kirishima noto como había algunos que estaban sedados y otros que eran sacados de los trailers en camillas porque no pudieron mantener su temperamento o porque se volvieron una amenaza. Trato de ignorar los sollozos de las hembras aterrorizadas que se hacían lo más pequeñas que podían en el suelo como si eso las hiciera invisibles ante sus perpetradores. Trabajo rápido y eficiente para no hacer largo esa tortura tanto para los otros como para él, nadie necesitaba estar ahí más del tempo necesario.

Había llegado un poco tarde cuando fue asignado solo porque un científico había creído ser más inteligente que un híbrido que le tuvo que costar la vida. En pocas palabras el tipo había muerto por provocar a un híbrido y ahora él tenía que remplazarlo dejando todo su demás trabajo fuera para estar ahí. Un dolor de cabeza se acercaba estaba seguro, no podía creer la incompetencia de esos que se hacían llamar hombres científicos cuando solo podían alardear de algunos pequeños hallazgos dentro de esa fábrica.

Patéticos.

Finalmente cuando todos los nuevos híbridos estaban en un documento con toda la información que podía recolectar, el dolor de cabeza había aumentado con cada hora de pie viendo y escuchando como eran obligados a su camino por los guardias. Tuvo que amenazar a algunos con convertirse en el remplazo del híbrido si dañaba a alguno porque no toleraría que sus 'pruebas' se volvieran inservibles gracias a ellos y solo de esa manera controlaron mucho mejor su trato hacia los híbridos.

Más que cansado con todo lo de hoy, fue a darse un baño para seguir trazando los nuevos pasos de su plan. Eijirō miro su reflejo en el espejo del baño con sus manos recargados en el fregadero y seguido limpio el cristal empañado. Hacia ya un tiempo su cabello había crecido demasiado opto por recortarlo un poco. Con un par de tijeras dividió el cabello y se deshizo de una parte más larga dejándolo hasta poco más arriba del hombro. Se recordó de nuevo que todo lo que estaba haciendo era por un buen mayor tal vez ahora no veía los resultados que esperaba pero estaba seguro que había hecho un cambio en la vida de alguien más cuando decidió tomar otro camino más riesgoso.

| New Era: Mandatory Hybrids | BKKR  BY IllumiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora