Freddytabo | 𝐄𝐥 𝐡𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞 𝐧𝐞𝐠𝐫𝐨.

Play with fire

Aparcó por fuera de su hogar una vez llego. Su cabeza que se le hacía ahora tan pesada la dejo caer contra el respaldar del asiento a la vez que suspiraba desanimado. No sabría como explicarle cuando despertara, su mente estaba realmente nublada como el mismo clima que solía hacer ahí. Bajo del coche dirigiéndose a la parte de atrás viendo el cuerpo del menor durmiendo plácidamente. Desabrocho el cinturón que lo mantenía quieto y nuevamente lo cargo notando esta vez lo estrecha que era su cintura, a comparación con la de otros hombres la suya era bastante pequeña, no mas que la de una mujer promedio, eso sí, a su parecer [...]

Entró en la casa aún con el menor encima hasta las escaleras dónde lo dejaría en el cuarto reposar. —Vamos bello durmiente.

Dejo el cuerpo inmóvil sobre el colchón con suavidad mientras observaba desde el rostro hasta la parte baja del rubio, notando la poca ropa que portaba puesta.

Que un hombre tenga sexo con otro hombre es anti natural. Tengo la suerte que solo pasaré contigo un mes y no aguantaré verte más.

Pensó incrédulo de sus palabras mientras se alejaba de la habitación hasta la suya propia, él también necesitaba dormir.

[...]

Poco a poco comenzaron a moverse sus párpados como señal de que iba despertando, pero estos se cerraron con fuerza al sentir la luz del sol golpear su cara. Se removió levemente de la cama hasta sentarse y ver a su alrededor asombrado. ¿Que hacía ahí? Se levantó notando que sus zapatos faltaban, por no decir que casi todo, pues solo estaba en un gran pijama blanco y descalzo.

Se levanto caminando por el gran pasillo iluminado apenas por los rayos de sol, llegó hasta la supuesta habitación del azabache viendo como este dormía. Su expresión confusa cambió a una rabiosa, pero aún manteniendo la confusión en ella.
Se acercó con cierta duda hasta el gran cuerpo del mayor que dormía con temor de despertarlo, no sabía como reaccionaría.

—Freddy.

Llamó por primera vez esperando respuesta, pero no hubo resultado. Llevo su mano hasta el hombro de este agitándolo un poco, pero la misma respuesta, esta vez dio un toque suave, deslizando su mano hasta el rostro de el hombre teniendo tacto directo con su blanca piel hasta el cabello negro dónde hundió sus dedos en sus mechones y dando así un leve tirón dejando a su mente libre de imaginar cualquier escenario.

Su muñeca rápidamente fue tomada con fuerza haciéndole escapar un pequeño grito de dolor y susto al ver como este despertaba.

—¿Que coño haces? A mi nada de cosas raras, pituco.

Tan solo aquellos ojos enfurecidos podían hacerlo temblar por completo, pero recordó el por que estaba ahí.

—Despertarlo.
—Lo lograste, ¿ahora que pasa? —Dijo mientras se levantaba viendo al menor.
—"¿Que pasa?"— Imitó. —¡¿Que coño hago aquí?!
—Te traje yo, rubio de bote, cálmate.
—¡No me jodas! Pensé que había sido el "tato" ¿Por que cojones estoy aquí? ¿Y mi hermano?
—Mira —Tomo con fuerza el mentón del menor.— Gustabiño, deja de mamonear y háblame con más respeto que cuando tu estabas saliendo del coño de tu puta madre yo ya tenía los huevos grandes y peludos como los de un oso.—Dijo soltando al rubio mientras colocaba su reloj de muñeca y salía de la habitación siendo seguido por el mas bajo que sorprendido por sus palabras se quedó largamente en silencio, sintiendo la misma sensación que con el castaño horas atrás en aquella habitación de comisaría. Aquella dominancia que desprendía Trucazo lo prendía bastante, pero a su vez lo atemorizaba y lo volvía a la realidad, dándose cuenta a que nivel estaba.