—¡Freddy, suéltame, joder!Apenas podía moverse en las sábanas, su cuerpo estaba siendo apretujado por los brazos fortalecidos del contrario quien lo agarraba con tal fuerza que comenzaba a doler. Eran las cuatro menos diez de la mañana y tras sentir su pecho ser apretado se despertó, notando como lo abrazaban como un oso.
A pesar de sus esfuerzos por soltarse se le era bastante difícil, no parecía querer despegarse de él.
—¡Suéltame ya!
Dejó de moverse en un intento de relajarse. Ya más calmado noto lo cerca que estaba del pelinegro, a centímetros de aquellos labios rosados. Los segundos pasaban y seguía admirando al contrario, queriendo tocar su piel y sentir su suavidad. Besarlo chocando con ese perfecto bigote negro que adornaba por encima de sus labios, y explorar por completo su boca hasta saberla de memoria. Besarlo tanto hasta dejarlo sin respiración. Tan adictivo se le hacía aquellos labios sin besarlos que no podía imaginar como sería si los besase, seguramente explotaría por la excitación. A pesar de sentirse tan atraído por ellos sabía controlarse, no besaría sus labios sin su consentimiento, no es un degenerado, Gustabo no. Derrotando las inseguridades que volaban por su mente agarro valor y rompió la distancia, dando un suave beso, pero no en sus labios, si no al lado de ellos, en la mejilla. Proporciono otro beso, esta vez en su mandíbula, a diferencia del otro este fue uno húmedo y duradero lleno de sentimiento. Pagaría una barbaridad de dinero con tal de quedarse así todo el día. Lo que en un principio le molestaba ahora le gustaba.
Estaba a punto de dar el tercer y último beso, nuevamente en la mejilla de este antes de darse por vencido y seguir durmiendo a pesar de sus intentos por despertarlo. Pero en aquel mismo instante en el que sus labios chocaron con su piel escuchó aquella voz que lo traía locamente enamorado.
—Si pretendes que te suelte por que me estes besando [...] —Hubo silencio — Lo tienes crudo. —La voz del mayor era diferente a la que solía tener, pero supuso que se trataba de la hora que era y que apenas había despertado, por lo que no le dio importancia.
—¿Estabas despierto? —Salió de su boca incrédulo de lo que sucedía.
—Me desperté desde que sentí algo húmedo en la mandíbula.— Rápidamente el rostro del contrario se había colorado igual a un semáforo en rojo. —Menudo raro estas hecho.
—Tu voz esta muy grave cuando despiertas.
Mencionó el menor cambiando el tema, tenía que salir de aquella nube de vergüenza de alguna manera.—Si, cuando "despierto" [...] ¿Te gusta mi voz así? — Pregunto el mayor acercándose peligrosamente a los labios del rubio que ante el tono sensual del contrario se mantuvo de piedra por unos instantes.
—¿Freddy que haces? —Disparo tartamudo el menor.
—Oh, llámame Toro, pequeño.
No tuvo tiempo a responder pues ya tenía encima los carnosos labios del mayor que parecían estar a punto de devorarle por completo. Su boca era recorrida por la lengua del contrario adentrándose hasta lo más profundo de ella, explorando cada lado y saboreando esta como nunca. Sus bocas eran exploradas moviendo estas en sincronía con la mayor pasión que podían tener en aquel momento. Ninguno quería separar sus labios del contrario a pesar de la falta de oxígeno, pero Gustabo se rehusa hacer el primero en alejarse de esos adictivos labios. Y de igual manera pensaba Toro, pocas eran las veces que se interesaba por personas, y esta era una de ellas que si aprovecharía.
El beso elevó de nivel ahora siendo uno desesperado y salvaje por parte del pelinegro quien lo quería llevar al extremo.
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Freddytabo | 𝐄𝐥 𝐡𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞 𝐧𝐞𝐠𝐫𝐨.
Fanfiction౨⋆ ๋࣭ ⭑ ⩇⩇:⩇⩇ ⋆ ˚ 𝐃𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐩𝐜𝐢𝐨́𝐧 ⋆‧₊˚✧[♟️]✧˚₊‧ AU ──★ ˙ ̟💣!! Freddy Trucazo, uno de los hombres mas poderosos de la ciudad de Londres, conocido por ser un gran investigador privado, famoso entre la mujeres y bueno en su "trabajo". Un ho...