Reverie | Mikaelson Mate

V: THANK YOU, NEXT

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EL PUNTO DE VISTA DE ELIJAH

↳ LOS OJOS DE ELIJAH SE ABRIERON LENTAMENTE. Se acostó en el suelo, con la espalda contra la pared, y una estaca en su corazón-

Espera.

¿Dónde está?

Se sentó y encontró la estaca tirada en el suelo, a su lado. ¿Quién la había sacado? Seguro que no fueron los Salvatore, ¿verdad?

Entonces, se dio cuenta.

"Joder", susurró, mientras se levantaba.

No solo había perdido a la doppelgänger, sino también a su compañera.

La persona que había buscado, durante mil años, acababa de desaparecer; así como así después de encontrarla.

Usó su audición de vampiro, para tratar de encontrar solo un aliento, o un latido de corazón que podría pertenecer a su compañera.

Pero desafortunadamente para él, no encontró nada.

Los Salvatore deben haberla llevado con ellos.

Mierda. Será mejor que no le hagan daño.

"No te preocupes, Elskan. Te encontraré de nuevo". pensó para sí mismo.

Enderezó su camisa ahora arrugada y agarró su teléfono, que todavía estaba convenientemente en su bolsillo, incluso después de que el Salvatore lo hubiera abordado idiotamente por las escaleras.

El original marcó un número y se llevó el teléfono a la oreja.

Y se recuperó, casi de inmediato.

"La encontré". Elijah susurró al teléfono.

MOMENTOS ANTES, EL PUNTO DE VISTA DE AURELIA

Los Salvatore ahora estaban esperando en el coche a Aurelia. Damon había amenazado con que si ella no salía de la casa en 5 minutos, él entraría allí y la buscaría él mismo.

"Por favor, como si tuviera éxito con otra mano rota". Aurelia pensó para sí misma, se rió.

Miró el cuerpo de Elijah, ahora completamente disecado.

Las venas grises se extendían por todos sus rasgos.

Sus hermosos ojos marrones estaban cerrados.

Por un segundo, Aurelia se sintió mal. ¿Pero por qué? Ella no lo conocía. Intentó secuestrarla, y a una Elena pobre e indefensa. Sin olvidar, atacó a otros 2 hombres.

Pero algo, dentro de ella, sintió remordimiento.

Ella se sintió... bastante decepcionada. Triste. Casi enfurecida.

Le habían hecho daño.

Ella no debería sentirse mal por él. Pero lo hacia.

Y Aurelia se veía obligada a aceptar el hecho.

Ella se arrodilló justo delante de Elijah y le acarició la mejilla, como le había hecho a Aurelia minutos antes.

Ella respiró hondo y suspiró.

La rubia arrastró sus manos hasta su pecho, hasta que llegó a su corazón, donde estaba puesta la daga. Poco a poco agarró la daga e intentó sacarla.

Lo logró, después de unos segundos. Le había tomado un poco de fuerza, pero aún así se las arregló fácilmente.

Ella se puso de pie y le dio un beso en la frente. Ella no sabía por qué hacía eso. Lo acababa de hacer.