A medida que las semanas pasaban y Derek seguía ignorando mis intentos de comunicación, me sentía cada vez más frustrado y desesperado. Había intentado llamarlo, enviarle mensajes e incluso aparecer en el loft sin previo aviso, pero no había respuesta. Mi amigo, compañero de batallas y ahora aparentemente también mi amor no correspondido, estaba completamente fuera de mi alcance.
Después de un intento fallido más de contactarlo, decidí compartir mis preocupaciones con Sandra durante una de nuestras clases de danza. Ella me escuchó con paciencia mientras le contaba mi situación con Derek, y luego me dio un consejo que no esperaba pero que necesitaba escuchar.
—Stiles, creo que deberías dejar de enfocarte tanto en tratar de arreglar las cosas con Derek —dijo con gentileza—. Cuando él esté listo para hablar, lo hará. Por una vez en la vida, deja de ser tú quien siempre trata de solucionar los problemas. Ya has hecho mucho al intentar buscarlo y hacer las paces. Ahora está en manos de Derek decidir qué hacer con esa información.
Me quedé pensativo por un momento, reflexionando sobre las palabras de Sandra. Tenía razón. Había hecho todo lo posible para tratar de enmendar las cosas con Derek, pero había llegado a un punto en el que necesitaba dejar que él tomara las riendas.
—Tienes razón, Sandra. Creo que necesito darle espacio a Derek y dejar que decida qué quiere hacer —respondí, agradecido por su consejo y apoyo.
Sandra asintió con una sonrisa tranquilizadora.
—Exactamente. Confía en que Derek sabe que estás aquí para él cuando esté listo. Mientras tanto, sigue adelante con tu vida y no te detengas por esta situación —aconsejó.
Asentí, decidido a seguir adelante y dejar que las cosas siguieran su curso natural. Derek sabía que lo estaba buscando, y ahora la pelota estaba en su tejado. Por primera vez en mucho tiempo, me permití liberarme del peso de intentar solucionar todos los problemas y dejé que el destino tomara su curso.
El entrenador reunió a todos los estudiantes en el centro del gimnasio con una seriedad que no habíamos visto antes. Sus palabras resonaron en el silencio del espacio, llenando la habitación con una energía tensa y anticipatoria.
—Chicos, ha llegado el momento de ponerse serios —comenzó el entrenador, su tono de voz denotando una determinación feroz—. Nos enfrentaremos a una competencia importante, donde representaremos a nuestro distrito. No puedo enfatizar lo suficiente la importancia de dar lo mejor de ustedes en cada salto y giro. Desde este momento, los entrenamientos serán intensos y rigurosos. Estaré empujándolos más allá de sus límites, porque quiero que estén preparados para enfrentar cualquier desafío que se les presente en el escenario.
Cada palabra del entrenador resonaba en mi mente con una urgencia creciente. Después del discurso motivador del entrenador, me encontré bromeando con Sandra, tratando de aligerar un poco el ambiente tenso que se había creado.
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Amor en la saya. [Sterek]
Hayran KurguDonde Stiles le fachina la danza de caporales. Donde Derek espera que alguien le dediquen un baile.