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El gran emperador de artes marciales había contratado al nombrado fisioterapeuta Kim Dan. Este lo acompañaba en cada ocasión con un ritual de "ejercicios", preparando su cuerpo para la victoria. La rutina de sube y baja de caderas era crucial para que el gran maestro continuara su racha ganadora.

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Después de su última ronda, cayó extenuado al lado de Dan. Jaekyung, observando la escena, captó la fatiga en el rostro del fisioterapeuta, evidenciando el duro entrenamiento que había soportado bajo la guía del implacable "Emperador", conocido por su gusto por el sexo rudo.

Dan abrió lentamente los ojos, dándose cuenta de que no estaba en su dormitorio, sino en el de Jaekyung. Se levantó con dificultad, su cuerpo entero adolorido, especialmente en las caderas. No se sorprendió; después de todo, llevaban casi cuatro meses compartiendo momentos tan intensos.

La habitación estaba vacía. Dan comenzó a recoger sus prendas, dispersas por la habitación como testigos silenciosos de la noche anterior. Mientras se vestía, la puerta se abrió de golpe. En un movimiento rápido, Dan intentó cubrirse con lo primero que encontró.

—¿Aún no estás listo? Apúrate —dijo Jaekyung con una sonrisa burlona, observando cómo Dan se cubría inútilmente.

Dan, atónito, se dio cuenta de lo tonto que debía parecer.

—¿Qué hora es? —preguntó, sin pensar más comenzó a vestirse apresuradamente a pesar del dolor que sentía en el cuerpo. Terminado su ritual matutino, bajó al comedor. ¡El desayuno!

Se apresuró más al ver a Jaekyung en la cocina, con un mandil, preparando el desayuno.

—Siéntate —ordenó Jaekyung.

Dan obedeció, conteniendo una risa nerviosa al ver la escena. Sin embargo, la mirada seria del Alfa lo hizo detenerse.

—¿Qué te pasa? Come, se hace tarde.

Tras el desayuno, ambos se disponían a salir del penthouse cuando Dan sintió un agudo dolor en el estómago.

—¿Qué pasa ahora? Camina —dijo Jaekyung con impaciencia.

—Sí, disculpa... —murmuró Dan, tratando de ignorar el malestar.

Al llegar al gimnasio, el dolor se intensificó y comenzó a sentir náuseas. Pensó que quizás había sido algo del desayuno que Jaekyung preparó.

—Doc, ¿está todo bien? —preguntó Namwook, notando la palidez en el rostro de Dan.

—¿Puedo salir un momento? Iré al hospital —respondió Dan, consciente de que dejar su puesto era una irresponsabilidad, pero el malestar era insostenible.

En el hospital, explicó sus síntomas al médico. Como beta, sabía que no podía estar embarazado, pero los síntomas indicaban lo contrario. Su identificación confirmaba su estatus de beta.

A pesar de su escepticismo, accedió a hacerse una prueba.

"Positivo."

Dan se quedó mirando el resultado, incrédulo. Negó rápidamente, intentando convencerse de que había algún error. "No es cierto... yo soy un beta..."

Entregó el resultado al médico, quien le preguntó:

—¿Está usted seguro de que no es un omega? Podría ser uno recesivo, tal vez por eso no se dio cuenta.

Dan no le dio importancia a la posibilidad. Él sabía que no era un omega.

—Bien, realizaremos una prueba mañana. Necesitamos que venga a…

La situación se estaba volviendo abrumadora. Agradeció al médico y se dirigió al parque cerca del hospital para pensar.

Toda su vida había creído ser un beta. Nunca había tenido un celo ni presentado feromonas. Tal vez todo esto era una equivocación.

Desde una esquina, observó a una familia disfrutando del parque: padre, madre e hija. Miró a la niña, mientras un pensamiento persistente se infiltraba en su mente.

"Yo no... no puedo..."

Él simplemente...

"No, imposible."

Jaekyung siempre había hablado mal de los omegas, despreciándolos y acusándolos de intentar apoderarse de su dinero con un hijo.

Sacó su celular para distraerse, hasta que vio la hora y las múltiples llamadas perdidas. "Oh no..." pensó. Corrió al autobús, deseando que llegara rápido al penthouse, que estaba lejos.

Se calmó en la puerta, controlando su respiración, hasta que sintió algo detrás suyo...

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Dan se giró lentamente, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. La sombra que se cernía sobre él no era otra que Jaekyung, con una expresión que Dan no pudo descifrar. Una mezcla de preocupación y algo más, algo que le provocó un escalofrío.

—¿Dónde has estado? —preguntó Jaekyung, su voz firme pero con un matiz de inquietud.

Dan tragó saliva, sintiendo la presión de la mirada intensa de Jaekyung.

—Solo necesitaba aire... pensar un poco

Jaekyung se acercó, sus ojos nunca apartándose de los de Dan.

—Espero que no estés ocultándome nada importante, Dan. Sabes que no me gusta que me mientan.

Dan sintió un nudo en el estómago, sabiendo que la verdad podría cambiarlo todo. Sin embargo, la incertidumbre sobre su propio cuerpo y los sentimientos encontrados hacia Jaekyung lo mantenían en silencio.

—Vamos adentro —dijo Jaekyung finalmente, sin dejar de mirarlo.

Mientras entraban juntos al penthouse, Dan no podía dejar de pensar en lo que el mañana podría traer. Las pruebas, la verdad sobre su condición, y cómo eso afectaría todo.

El misterio apenas comenzaba, y Dan sentía que estaba a punto de adentrarse en una vorágine de emociones y descubrimientos que cambiarían su vida para siempre.

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Estoy algo emocionado por escribir esto, para el que sea que vea esto espero le guste jeje:) (perdón los errores)

Propiedad. (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora