El despertar

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Los alaridos de mi hermana taladran mis tímpanos

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Los alaridos de mi hermana taladran mis tímpanos. Cuando el campo de energía protectora se rompe, todo en derredor cambia. Un Dákama me golpea el pecho con su enorme mano fría. Mi mundo se paraliza sin que pueda levantar un solo dedo para evitarlo. Pierdo la sensibilidad en mis miembros de inmediato. Soy incapaz de moverme, ni siquiera respiro. La rabia me invade mientras observo esta vergonzosa derrota. ¡Esto es mi culpa! En unos segundos, mi cuerpo vacío cae frente a la criatura. Mi alma empieza a ser arrastrada hacia la linde dimensional.

Con sus huesudos dedos de bestia, el ente me arranca las manos de un tirón. Se las come como si fueran uvas maduras. Justo después, hace una mueca torcida que simula una sonrisa. En sus labios ensangrentados puedo leer burla y desdén. Al destruir las marcas de Gildestrale en mis palmas, mi cuerpo no es más que un cascarón inútil. Ese cadáver desaparecerá sin dejar rastro. Al borrar el preciado vínculo con la diosa creadora de los mundos, mi alma no podrá volver a enlazarse a mi cuerpo nunca más. La única vía para regresar a él acaba de ser destruida.

Necesito gritar hasta que se revienten todas mis cuerdas vocales. La impotencia se convierte en la brújula de mi existencia justo ahora. No le temo a la muerte, pero sí me produce muchísimo miedo todo lo que sucederá después de que me vaya. Si el Dákama logra absorber mi esencia, no habrá salvación para nadie. ¡Quiero llorar de ira! ¡Quiero retorcerme! ¡Quiero retroceder en el tiempo! ¿¡Cómo pude haber fallado así!? ¡Maldita sea!

Mi alma está a punto de entrar en contacto directo con el umbral dimensional. Si la criatura me toca cuando la barrera me corte el paso, será el fin. No solo habré fracasado como guerrera de Mánesvart, lo cual en sí ya es algo gravísimo. Lo peor es que seré la principal culpable de grandes masacres tanto en esta como en la dimensión colindante. Confiarme y no pedir ayuda fue lo más estúpido que pude haber hecho. ¿¡Por qué desobedecí las órdenes del comandante Larson!?

La sonrisa del ente se amplía a medida que va acercándose a mí. El rojo de la sangre resalta mucho en su cara pálida de rasgos andróginos. Bate sus numerosas alas de membrana sin parar y no cesa de mirarme con arrogancia. La nube escarlata en su vientre hueco va girando cada vez más rápido. Su núcleo está listo para recibir mi alma... ¡No puede ser! ¡Debí haberme suicidado antes de permitir que me ocurriera esto! ¡Qué imbécil!

Sin embargo, por más que deseo detener a la criatura, es imposible hacerlo en mi condición. El trance para ser absorbida inicia. La fuerza de atracción es abrumadora. Miro de reojo el resplandor iridiscente de la linde dimensional y me preparo para que ocurra lo peor. Mi esencia va a dejar de pertenecerme. La voluntad de esta criatura será también la mía. Me convertiré en energía destructora. «Papá, te fallé. Les fallé a todos... ¡Por favor, perdóname!». Trato de articular las palabras, pero nada en mí responde. Lágrimas imaginarias se me agolpan en los ojos.

Cuando mi alma alcanza la barrera, recupero las sensaciones por un instante fugaz. La potencia de millones de voltios me envuelve y... ¡todo me duele demasiado! ¿¡Qué clase de tortura es esta!? ¡Es como si me estuvieran quemando viva! ¿¡Cuándo se va a acabar!? Este dolor es tan insoportable que grito a todo pulmón, pero el ruido se escucha solo dentro de mi cabeza. Pierdo la visión de un pronto a otro. El final debe estar muy cerca... Quiero que llegue ya, por piedad... Me duele mucho, es horrible, no puedo aguantarlo ni un segundo más... 

Segadora de recuerdos y sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora