La enorme cantidad de experiencias compartidas entre Kylian y la otra Olivia es enorme. Todo apunta a que él ha estado presente en su vida desde hace mucho. Al igual que con Julie, intensos sentimientos llegaron junto con las memorias. Pero, a diferencia de la calidez y el amor que ella me transmitió, mis emociones con respecto a lo vivido con Kylian están divididas. Necesito analizar cada uno de esos momentos con total objetividad antes de decidir lo que haré de ahora en adelante.
Cierro los ojos. En el primer recuerdo que decido evocar, veo un claro en el bosque. El pasto luce muy verde bajo la luz del sol. El cielo está despejado. Voy corriendo detrás de un niño de unos nueve años, la versión infantil de Kylian. Escucho sus risas y las mías mientras nos adentramos en el bosque. De repente gira hacia un gran árbol y lo pierdo de vista. Extrañada, grito su nombre varias veces, pero no hay respuesta alguna. Sigo avanzando entre la arboleda con la respiración agitada. Miro hacia todas partes, pero no hay señales de él.
—Hold deg unna —declara una voz grave.
«Aléjate». El tono frío en la advertencia debió haberme asustado, pero, en vez de marcharme, me adentro más en el sitio. Encuentro un gran árbol con la parte inferior del tronco hueca. Se ve sumamente oscuro ahí dentro, como si fuera la entrada a una cueva profunda. Me acerco para ver lo que hay en el interior. En cuanto me agacho, dos puntos rojizos aparecen frente a mí. Parecen ojos que me observan con la frialdad de un depredador. Se me escapa un quejido e intento alejarme, pero mis pies se enredan con unas raíces y caigo de espaldas. Apenas logro levantarme, una garra huesuda sale desde la cavidad y se estira hacia donde estoy.
—Auxilio, alguien ayúdeme —digo con un hilo de voz.
Como acto reflejo, levanto ambas manos frente a mi pecho, como si con un simple gesto pudiera detener a lo que sea que se oculta allí dentro. Para mi sorpresa, la garra retrocede. Un chillido agudo brota desde el árbol y me hace doler los oídos. Me tenso de pies a cabeza, pero no cambio de posición. Mis palmas están calientes. Escucho un estruendo similar al de un trueno y luego todo queda en calma. El interior del árbol ya no luce oscuro. Veo algunos hongos y otras plantas allí dentro.
—¡Olivia!
Al escuchar mi nombre, me doy vuelta de un salto. Kylian está de pie a un par de metros detrás de mí.
—¿En dónde estabas? Creí que te habías perdido. ¡Qué bueno encontrarte!
Él se acerca para darme un fuerte abrazo. Lo imito al instante sin pensarlo. Empiezo a llorar mientras mi cabeza reposa en su pecho.
—Había un animal que iba a lastimarme. —Sorbo por la nariz—. Tenía los ojos rojos y uñas muy grandes.
—¿De verdad? ¡Qué extraño! ¿En dónde lo viste?
—Ahí dentro.
Apunto con un dedo hacia el árbol. Kylian lo mira y arruga la frente.
—Ningún animal grande podría esconderse ahí. Es muy estrecho.
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Segadora de recuerdos y sombras
FantasyOlivia Duncan nunca le ha temido a la muerte, sino a las despiadadas criaturas que nacen y se alimentan de ella para desestabilizar dimensiones. Cuando una vida es arrebatada en contra de la voluntad de su dueño, esa alma puede convertirse en un Dák...