Una sorpresa tras otra (Parte I)

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Hoy es el día del regreso a clases y parezco un mapache

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Hoy es el día del regreso a clases y parezco un mapache. No pude dormir en toda la noche. Me gustaría decir que fue simplemente por la gran emoción de volver a ver a mis compañeros. Sería genial estar entusiasmada por terminar la secundaria. Pero mi insomnio no tuvo nada que ver con eso. Mis emociones quedaron a flor de piel desde que encontré a Etterlys sobre las plumas del cuervo.

¿Por qué estaba ella ahí? ¿Cómo llegó? ¿Qué o quién es en realidad ese cuervo? Muero de impaciencia por escuchar todo lo que la Kuresan va a contarme. Pero no puedo obligarla a despertar. Ni siquiera estoy segura de que sepa cómo hacerlo. Nunca antes había utilizado la boca en mi mano para resguardar a una criatura viva. Solo sé que está bien porque puedo oír su respiración pausada a lo lejos. Es como si estuviera dormida en un rincón muy profundo de mi mente. Se siente muy extraño.

Y por si eso no fuera suficiente motivo para alimentar mi ansiedad, hoy voy a ver a Kylian cara a cara. ¿Qué haré cuando lo tenga en frente? ¿Qué hará él? Se supone que somos amigos, pero, por el momento, no tengo ningún recuerdo agradable al cual aferrarme. Lo único que sé de él fue lo que la otra Olivia me mostró, lo que vivió justo antes de cederme su lugar en este cuerpo.

Pese a que todavía falta un rato para que amanezca, me levanto para tomar una ducha. No tiene sentido quedarme en la cama cuando es imposible conciliar el sueño. Así al menos tendré más tiempo para maquillar un poco mis ojeras. No quiero dar lástima ni atraer más miradas de las que de por sí sé que obtendré. La gente es curiosa por naturaleza, yo también lo soy. Pero la curiosidad puede llegar a niveles insanos cuando alguien a quien daban por muerta resucita de pronto.

Cuando escucho ruidos en el cuarto de Annette, yo ya estoy vestida y peinada. Estoy preparando unos huevos revueltos con tocino y especias, como a ella le gustan. Ponerle atención mientras cocina me ha resultado útil. Tengo una excelente memoria visual. Aun sin saber las cantidades exactas de cada ingrediente, soy capaz de imitar una receta guiándome por lo que veo de otra persona que esté preparándola. Espero que este desayuno experimental resulte bien.

—Oli, ¿qué haces aquí tan temprano? —pregunta ella entre bostezos.

—¡Buenos días, mamá! Estoy preparando el desayuno —respondo, animada.

—Eso es lo que veo, pero no lo creo. —Se quita un par de lagañas—. ¿Desde cuándo mi hija se levanta antes del amanecer?

—Desde que quiere darte una sabrosa sorpresa. —Pongo una porción humeante sobre un plato y se lo ofrezco—. Pruébalo y dime qué tal está.

La señora me mira con una mezcla entre alegría e incredulidad. Acepta la comida que le entrego y se sienta a la mesa. Después de soplar un poco el alimento, se come su primer bocado. Mientras todavía lo está masticando, una sonrisa tira de sus labios. Levanta el dedo pulgar hacia mí.

—¡Maravilloso! No sé cómo lo lograste, pero esto tiene el sabor perfecto. Es tal y como mi madre lo preparaba. —Sus ojos se tornan un poco vidriosos—. ¡Muchas gracias, cariño! ¡Me encantó la sorpresa!

Segadora de recuerdos y sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora