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esqueletoSi existía algo que a Isabella Bobellon le costaba era enfrentar sus propios problemas. La rubia prefería escapar de casa y comprar un par de gramos de cocaína, pero en el caso en el que su dealer no estuviera disponible, adquirir una botella de licor.
Con la mirada perdida en el techo de su habitación, no dejaba de recapitular los últimos hechos: Pedro la había golpeado y había tenido un ataque de ansiedad en consecuencia.
Por suerte, alcanzó a ponerse hielo rápido en su pómulo y brazos, evitando así la aparición de moretones. Tratando de no caer en otro ataque de ansiedad, Bella le escribió a su vendedor, preguntándole si tenía algunos gramos de cualquier sustancia. Ya no importaba cuál sea.
No obtuvo respuesta.
La opción de beber tampoco era del agrado de la chica, no quería sentir el sabor amargo del licor recorrer su garganta. Soltó un grito de frustración contra la almohada, tratando de encontrar una solución a sus problemas.
Si no iba a beber o drogarse, ¿qué le quedaba? ¿Llorar? Bueno, también existía la opción de ir a buscar a Eli y refugiarse en las cuatro paredes que componían la habitación del muchacho, empero (si no mal recordaba) Moskowitz había salido a la casa de Demetri a avanzar unas tareas.
¿Y ahora qué?
Como si de un foco se tratase, la mente de Isabella se iluminó al recordar el ofrecimiento que Miguel Díaz le había hecho hace poco más de un mes: unirse al dojo y hacer karate.
Tomó su aparato móvil, entrando al chat con el susodicho y buscando los datos del lugar. Era en Reeseda, el mismo centro comercial donde Miguel había terminado golpeado.
¿Debería ir?
Isabella no sabía si era por los traumas de su infancia u otra razón, sin embargo, siempre que se enojaba quería golpear a alguien en el rostro. Algunos la consideraban una persona algo... violenta. Especialmente los idiotas que se pasaban de listos con ella.
Miró una última vez más el techo de su habitación, tratando de tomar una decisión. ¿Qué podría salir mal? Si en el hipotético caso no le iba bien, siempre existía la opción de tomar.
Entonces lo decidió. Iría.
Tras pararse de un salto en la cama. Agarró unos shorts deportivos junto a una sudadera algo grande para ella, se calzó unas medias largas Nike y unos zapatos de ejercicio. Tomó las llaves de la casa y de su auto antes de emprender camino al centro comercial.
Logró estacionar el auto en la puerta del local, para después admirar el establecimiento. Tenía un letrero con una cobra, junto al nombre del dojo: Cobra Kai.
Alzó las cejas sorprendida por lo increíble que sonaba, antes de salir del coche, ponerle seguro y caminar hacia la puerta.
La abrió sin dudar, haciendo sonar una campana que distrajo la conversación de las únicas dos personas dentro. Miguel y el hombre rubio se voltearon a mirarla con sorpresa, ambos sobre una colchoneta y sin zapatos.
—¿Bella?— la pregunta abandonó los labios del latino con rapidez, mientras fruncía el ceño.
—Hola, Miguel, ¿este es el dojo del que me hablaste?— preguntó, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte del chico. Ella se quitó los zapatos, hizo una reverencia y se adentró a la colchoneta.— Soy Isabella Bobellon, mucho gusto.
El rubio la miró con el ceño fruncido, totalmente confundido por las actitudes de la muchacha.
—No hay chicas en este dojo.
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always been you | eli moskowitz (hawk)
Fanfictiondonde isabella bobellon siempre supo que eli moskowitz era el indicado.