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La sala del Parlamento estaba llena de expectación mientras Hinata, aún visiblemente incómoda, se preparaba para ser coronada.

Danzo observaba desde su asiento con los ojos brillando con una mezcla de urgencia y emoción disimulada. Todo parecía marchar según su plan, pero justo cuando el sacerdote estaba a punto de comenzar el juramento, la puerta principal se abrió de golpe.

Tsunade, Jiraiya, Minato y Kushina irrumpieron en la sala, y con su presencia imponente detuvieron la ceremonia de inmediato.

Un murmullo de sorpresa y desconcierto se extendió entre los presentes.

—¡Alto! —ordenó Tsunade, y su voz resonó con autoridad en el amplio salón—. Esta coronación no puede proceder bajo estas circunstancias.

Hinata, confusa, miró a los recién llegados, buscando en sus rostros una explicación. Danzo, por otro lado, se tensó visiblemente, su control sobre la situación comenzando a desmoronarse.

Los cuatro, con Tsunade a la cabeza, avanzaron hacia el centro de la sala del Parlamento. Jiraiya sacó una carpeta de documentos, mostrándola ante los nobles reunidos.

—Aquí están las pruebas de que Danzo Shimura ha estado financiando a los rebeldes, incitándolos a crear disturbios y sembrar el caos para desestabilizar el gobierno —anunció Jiraiya con voz firme.

Los murmullos de sorpresa y consternación llenaron la sala mientras los nobles observaban las evidencias.

Minato dio un paso adelante, mostrando más documentos.

—Y aquí está la evidencia de que Hiashi Hyuga y otros nobles han estado conspirando en contra de la reina Sakura —añadió, con su voz cargada de desaprobación—. Han estado manipulando los eventos para usurpar el trono.

La reacción de los nobles fue inmediata.

Kushina, con una mirada de profunda indignación, reveló la pieza final de evidencia.

—Danzo también ha secuestrado a la reina, amenazando así la estabilidad y el futuro de nuestra nación —declaró—. Esto no puede ser tolerado.

La sala estalló en un clamor de indignación. Los nobles, furiosos y traicionados, se volvieron contra Danzo.

—¿De verdad van a creer en todas estas calumnias? ¿Cómo sabemos que esas supuestas pruebas no están falsificadas? —Danzo refutó, aunque la forma en la que apretaba su bastón evidenciaba su nerviosismo y frustración.

—El secuestro de la reina yo lo puedo confirmar —declaró Shikamaru—. Lo mantuvimos en secreto para que sus captores no la trasladaran de lugar o le hicieran daño si se enteraban de que estábamos investigando su paradero.
«Ahora mismo, se está llevando a cabo una operación para liberarla de su cautiverio. Y gracias a esta nueva evidencia, sabemos quiénes son los culpables.

A pesar de las vehementes negaciones y protestas de Danzo, la evidencia era irrefutable. Su control sobre la situación se desmoronaba rápidamente.

Desesperado, Danzo intentó escapar, pero los guardias, alertados por la evidencia presentada, lo interceptaron. Con un esfuerzo decidido, lo esposaron, impidiéndole cualquier posibilidad de fuga.

Hiashi, con la vergüenza evidente en su rostro, fue apartado junto con los otros nobles conspiradores para ser juzgados por sus acciones. La sala del Parlamento, antes sumida en la confusión y el caos, comenzó a recuperar un sentido de orden y justicia.

La amenaza de Danzo había sido neutralizada, y aunque el camino por delante sería difícil, la esperanza y la justicia prevalecerían en el corazón de la familia real.

Nacida para ser ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora