Chapter XXXVIII

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CHAPTER THIRTY EIGHT
"Amenaza"

Tom miró a Frey, los ojos cargados de una intensidad que pocas veces permitía que otros vieran. Cada palabra parecía pesar más de lo habitual mientras se debatía internamente con lo que estaba a punto de revelar.

-Lo cierto es que... te quiero, Frey. Y eso me resulta... difícil. No estoy acostumbrado a sentirme así, a sentirme... vulnerable-admitió finalmente, la voz baja, como si temiera que sus propias palabras pudiesen romper algo dentro de él.

Frey, sorprendida por la confesión, abrió la boca para responder, sus ojos reflejando un torbellino de emociones. Antes de que pudiera formular una respuesta, la figura de Eleonor, su madre, apareció al final del sendero del jardín, acercándose a ellos con un aire festivo pero decidido.

-Frey, Tom, ya casi es medianoche, es hora de brindar. Es Navidad, queridos-dijo Eleonor con una sonrisa cálida, aunque sus ojos mostraban una firmeza que indicaba que no se aceptarían demoras.

Frey miró a Tom, su expresión mezcla de frustración y resignación ante la interrupción. Tom, por su parte, asintió levemente, ofreciéndole a Frey una sonrisa triste, como si lamentara la pérdida de ese raro momento de apertura entre ellos.

-Vamos entonces-dijo Frey, tomando del brazo a Tom, mientras se dirigían de vuelta hacia la casa, dejando atrás la privacidad del jardín.

A medida que caminaban, Tom sentía cómo la conversación inconclusa pesaba entre ellos, un suspenso cargado de promesas y posibilidades. Sin embargo, sabía que, por ahora, debían poner una pausa a sus revelaciones personales para unirse a la celebración familiar. La Navidad había llegado, y con ella, un breve respiro en el torbellino de sus emociones.

Mientras los cristales de las copas tintineaban en el aire y la risa festiva llenaba la sala, Tom observaba a Frey desde el otro lado del salón. Las luces de Navidad parpadeaban suavemente, lanzando destellos sobre su figura, haciendo que pareciera envuelta en un halo de luz tenue y cálida. En ese momento, en medio del júbilo y las celebraciones, Frey era el centro indiscutible de su universo.

Tom sentía una mezcla compleja y tumultuosa de emociones cada vez que posaba sus ojos sobre ella. Había un deseo profundo, no solo de estar cerca de ella, sino de ser alguien digno de su atención y afecto. Era una sensación extraña y desconcertante para alguien como él, que siempre se había movido con determinación y frialdad a través de sus planes y ambiciones. Frey despertaba en él un anhelo de conexión genuina, una vulnerabilidad que lo desarmaba.

Observarla entre su familia y amigos, riendo y compartiendo, le recordaba cuán diferente era su mundo del de ella. Frey irradiaba una luz que parecía infundir vida y alegría a todo su alrededor, mientras que Tom a menudo se sentía como si caminara en sombras, marcado por decisiones y secretos que lo alejaban irremediablemente de la normalidad.

Sin embargo, a pesar de su naturaleza sombría y los oscuros caminos que había recorrido, en ese momento, Tom deseaba nada más que la posibilidad de pertenecer a ese mundo de luz, aunque fuera temporalmente. Su corazón, un órgano que había considerado meramente funcional, ahora latía con fuerza, impulsado por la esperanza y el miedo a la vez.

El brindis lo sacó de sus pensamientos, y alzó su copa mecánicamente, sus ojos todavía fijos en Frey. A medida que el reloj marcaba la medianoche y las celebraciones se intensificaban, Tom se permitió soñar, solo por un momento, en un futuro donde podía dejar atrás las sombras y caminar al lado de Frey a la luz. Pero en lo profundo, sabía que esos eran sueños peligrosos-sueños que podrían llevarlo a la redención o a la ruina.

Mientras la multitud alrededor de ellos celebraba la llegada de la medianoche, Frey se deslizó suavemente a través del grupo de invitados hasta llegar a donde estaba Tom. Sus ojos buscaban los de él, llenos de una mezcla de ternura y una curiosidad cautelosa que habían caracterizado su relación desde el principio. Con su copa en alto, se acercó, su sonrisa iluminando su rostro más brillante que cualquiera de las luces decorativas que colgaban a su alrededor.

House of Evergreen | Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora