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Los días pasaban y lo único que podía hacer Lionel era ordenar y trabajar, su vida era un caos total pero sabía que no duraría más que una semana o poco menos, tenía que comprar comida y cosas para su hogar, estaba feliz a pesar de haberse ido con un sabor amargo en la boca, sabía que pronto podría solucionar las cosas y traerse a su familia con él, pero para eso tenía que ordenar su mente y su espacio. A pesar de que la gente lo veía como un inmaduro o dependiente de su madre, el se manejaba muy bien solo, y claro, jamás había vivido solo más que algunos veranos que se había llevado materias y no se iba a la costa con su familia, pero más que eso no ya que al tener 21 años jamás tuvo que salir a laburar para comprar su propia comida. Igualmente le gustaba su independencia.

Por otro lado, trabajar en ese lugar donde la música vivía sonando le encantaba, la gente pasaba pidiendole recomendaciones de música o hasta invitándolo a recitales y si, el tenia muy claro que no era porque sea Lionel, más bien era por la empresa y el lugar tan famoso de la zona donde trabajaba, pero no le importaba mientras pueda escuchar y ver a sus bandas favoritas.

— Lio, Buen día — saludó su jefe, Román — ¿Que te mandaron a hacer estos ahora?

— Buen día, estoy organizando los vinilos que mis compañeros no llegan ¿Le parece mal?

— Está muy bien, pero tuteame por favor, tenemos casi la misma edad

— Sí, perdón, no estoy acostumbrado.

Lionel siguio con sus cosas hasta que lo vio otra vez a él, el hippie ese que casi le caga el trabajo, solo que ahora no estaba con un walkman, estaba dirigiendose a el con un Cd.

— Buenas, ¿Me cobras?

— Hola, buen día, sí — No quiso discutir pero apenas vio que era "El amor después del amor" fruncio el seño y un poco la boca con una expresión de disgusto inevitable

— ¿Que?

— ¿Que de que?

— No te hagas el boludo, ¿Que tiene el amor después del amor que tanto te desagrada?.

Lionel suspiro con frustración y le cobro

— A ver, no es que yo critique la música, cada uno escucha lo que quiere y Fito Paez no es malo, tipo canta bien y tiene buena letra y...

— Dale pibe

— Boludo es muy básico y muy meh, o sea, hay otros artistas que son mucho mejor, pero bueno ya te dije, es tu gusto que se yo

— Mostrame

— ¿Eh?

— Mostrame dale, parate de ahí y llevame a dónde está el verdadero rock y ahí vemos.

Ambos caminaron hasta llegar a la sección de Rock nacional, tomando Los Piojos, Árbol, Attaque 77 y 2 Minutos de parte de Scaloni. Luego lo llevo hasta los parlantes cambiando la música en inglés no distinguida que sonaba, por el Álbum Ay Ay Ay de Los Piojos, comenzando la canción Arco.

— Igual a mi Los Piojos si me gustan pero lo que digo es que n-

— Sh, escucha.

La cancion retumbó por el local haciendo que le bajen un poco para no tener problemas, aún así ¿a quien no le podría gustar?.

— Okay, tenés razón con este disco, pero a ver, también todos necesitamos algo de paz y música tranquila para ver la ventana en el colectivo un día lluvioso yendo a la facultad

— Yo escucho eso un día lluvioso viendo la ventana del colectivo

— Sos un tarado Chabon.

Ambos reían hasta que Aimar paro en seco viendo la hora y corrio hasta donde se encontraba su amigo trabajando

—  JUAN ROMAN RIQUELME ESTAMOS LLEGANDO TARDE A HISTORIA ARGENTINA APURATE O TE APURO YO

— YA BAJO PABLO, YA.

el más alto vio como Pablo tomaba su mochila y el pequeño cd pero parando en frente de el extendiendole la mano

— Soy Pablo, Pablo Aimar

— Lionel Scaloni, un gusto. — Podía jurar que el castaño tenía la sonrisa más hermosa del mundo y los rulos más maravillosos que había conocido.

— Ah y toma, quedate mi cd y escuchalo, yo después lo paso a buscar acá otro día, pero escuchalo eh y no lo pierdas porque hago que te hechen

— Ah pero sos Malo y sin piedad como la muerte vos

— Que filosófico, dale, quedatelo y no jodas.

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Historia Argentina era interesante, más que nada cuando se abría el debate y la clase se convertía en cualquier cosa, pero divertida. Pablo amaba Historia Argentina con su alma, pero ese mediodía no se podía concentrar, solo rondaba en su cabeza una cosa, o más bien una persona, Lionel Scaloni. "Es muy lindo, pero es muy boludo" "no sabe de buena música, pero si sabe porque le gusta los piojos" "me rompio mi walkman, pero me pidio perdón y fue sin querer" y así estaba, un ida y vuelta de odiarlo y amarlo, así era él, cuando se enamoraba la intensidad y su imaginación crecían, pero cuando alguien le caía mal no podía pensar a otra persona que no sea como el malo de la película, no tenía punto medio, pero con Lionel no le pasaba, con el si existía la cuerda floja que nunca caía ni para el lado malo ni para el lado bueno, el limbo de no saber cómo le caía lo fastidiaba, por más de que lo conoció hace nada el era así, tenía que etiquetar a la persona entre "Un copado" o "Un pelotudo".

— Bueno entonces agarren sus libros y vamos a la página cuarentaitres.

Una mano posada en su hombro lo hizo volver a la realidad

— ¿Que pasa Pablito? — Pregunto su amigo Román con cara de preocupación

— N-nada, estaba en otra

— ¿Si? — El ruludo asintió — Está bien.

La clase siguió hasta que terminó y los amigos de fueron a sus respectivas casas. Pablo ama caminar solo y más si es un día como hoy, Nublado y frio, por eso Abril era su mes favorito, camino pensando en él, pensando en lo de siempre, la facultad, su familia, sus amigos y ahora se le sumaba otro tema a su mente, el amor. Aimar no le daba entidad al amor, no le importaba, decía que no tenía tiempo para esas cosas o que no tenía ganas tampoco, pero muy en el fondo envidiaba como las parejas paseaban de la mano y se dedicaban canciones "¿Porque no me pasa a mí?" Se preguntaba con un poco de resentimiento a el romance, "¿Seré yo el culpable de que nadie quiera estar conmigo o es que no soy suficientemente interesante?" Se colocó sus auriculares y se sorprendió cuando empezó a Sonar Creep de Radiohead, la canción más triste para el momento adecuado, camino mientras las gotas de sus lágrimas se mezclaban con las de la lluvia, hasta que por segunda vez en la semana cayó al piso muy duro, golpeando sus rodillas haciéndolas sangrar

— PABLO, dios mio perdón. — El mencionado miro arriba con enojo y se levanto rechazando la mano extendida de Lionel

— ¿ES QUE SOS IDIOTA VOS, PIBE? ME TIRASTE POR SEGUNDA VEZ, PARECE A PROPÓSITO ¿ME ODIAS? ¿QUE CARAJOS TE PASA?

— N-no, ¿Estás llorando?

— Dejame, deja de romperme las pelotas.

El corazón de Lionel se había destrozado por la forma en la que le hablo, pero entendía que no era por el, que Pablo simplemente la estaba pasando mal.

Por otro lado, Aimar estaba llorando más que nunca y no por el golpe, ni por Lionel, ni por el amor, más bien por él mismo, se mostraba tan altanero, buen amigo, ayudante, bueno y amoroso que le daba bronca no poder sacar esa parte con Lionel, porque con el no podía hacerlo, el sacaba lo peor, lo que nadie sacaba, sacaba el Pablo enojon, el que hablaba mal, el que más odiaba a si mismo, por eso nunca lo iba a perdonar, Lionel, un completo extraño estaba sacando lo oculto sin siquiera hablarle, algo que ni el mismo lograba sanar.

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Bueno un poquito oscuro este capítulo pero ya van a ir entendiendo por dónde va la cosa, nada eso los amo bye

Simbolo de paz - Scaimar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora