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Scaloni se levantó con la emoción de un niño, paso todo el día con una sonrisa que jamás había visto y no solo por ver a su banda favorita, si no también por compartirlo con Aimar, era raro, no iba a negar que le daba miedo lo rápido que conectaron pero tampoco podía alejarse de el, no sabia si le gustaba o solo era su amigo, pero si sabía que desde que llegó a su vida ya no lloraba por las noches deseando una familia estable o un lugar en el que refugiarse.

Al caer la tarde se cambio con una remera del disco "Ay Ay Ay", una campera y un pantalón largo ya que el frío era cada vez más crudo. Comió algo y busco a Pablo a la hora que habían acordado. Cuando toco timbre se encontró con otra persona, no era el Pablo gruñón que conocia, era un Pablito sonriente, con las mejillas rosadas y los rulos perfectamente peinados, de ropa llevaba un buzo con el logo de la banda que verían y un jean blanco que hacía que no pierda su estilo hippie y tierno.

— Pablito, que loco jamás pensé verte con algo tan rolinga, ya te estás pareciendo a mí

— Jamás querido, yo voy con mi lema de vida hippie hasta la muerte, pero bueno, para la ocasión no viene mal cambiar un poco.

El menor salió preocupandose por Lionel y su costumbre al frio, el en cambio era más friolento. Tomaron un remis que los acercaría al recital y mientras tanto iban hablando de lo lindo que sería pasar esta noche juntos viendo a una de sus bandas favoritas.

— estás temblando

— Ah si, perdón pasa que siempre tengo mucho frio, pero como te decía, yo quiero que toquen babilonia porque es uno de mis temas fav-.

Hizo silencio cuando su mano fue envuelta por las de Lionel, el contacto de sus manos hizo que deje de temblar por un minuto pero volvió en seguida logrando que frote las manos.

— ¿Estás bien? ¿Querés que te dé mi campera?

— N-no, está bien así, gracias.

Pasaron el viaje refugiando las manos de Pablo entre las de Lionel y mirándose con total tranquilidad, hasta que el remisero hablo y por instinto sus manos se volvieron a enfriar

— Sí, acá está bien, gracias.

Pagaron y se asomaron a la fila enorme de gente que pedía por la banda y cantaba sus temas ansiosos por verlos. Lo primero que hicieron al entrar fue sacarse una foto con la cámara de Pablo y se emocionaron cuando empezó a sonar "El farolito", la gente enloquecía por la banda al igual que ellos, comenzaron a bailar con un poco de vergüenza pero terminaron saltando abrazados disfrutando el momento.

Pasaron por muchos temas, desde Como Alí hasta Canción de cuna y termino el show con Ando Ganas, una canción que parecía ser la más hermosa del mundo. Lionel fue el que tomo la mano de Pablo primero y también fue el que lo miro, el que giro su rostro tomando su menton para que se miren, pero fue Aimar el que al estar cerca del final junto sus labios con los de Lionel, sin miedo y sin ataduras, simplemente haciendo lo que su corazón le dictaba.

Siguieron escuchando a la banda tomados de las manos, un poco por quererlo y otro poco para que el pogo no los separe, también salieron del lugar tomados de las manos y se perdieron en algún rincón de Buenos Aires deseando con todas sus fuerzas que esto se repita por siempre.

Simbolo de paz - Scaimar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora