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Una luz blanca y espantosa entraba por la ventana haciendo que poco a poco Aimar abra los ojos y arrugue su cara por tratar de identificar dónde se encontraba, primero sintió el brazo que rodeaba su pecho, luego una respiración tranquila y al terminar de despertar pudo entenderlo todo, era una casa desconocida y el cuerpo de Lionel junto a el, supuso que el hogar era el de su "Amigo" y recordó un poco más tarde haber entrado con el, tirarse en su cama mientras Scaloni le pedía que sea sincero con el, que si quería solo podían ver películas y no tenía que sentirse forzado, pero él solo lo Beso llevandolo a su propia cama y terminar la noche de la mejor manera, sin sexo, pero con una cerveza barata, música y el chico que más le gustaba en todo el mundo.

— Lio, despertate — el otro solo hizo un gimoteo logrando que una almohada le pegue en el rostro — Lionel me tengo que iiir.

— quedate un raato — Intento levantarlo de la cama pero solo logro que el mayor lo envuelva en sus brazos haciendo imposible escapar.

Se quedó un rato más acariciando el cabello de Scaloni pero al ratito tuvo que volver a despertarlo, esta vez sí se levantó pero no sin antes llenarlo de besos y tirarse encima.

— Poor fin nene, parecia que no dormías hace una bocha

— Hola Pablito, es que literal hace mucho no dormia así de bien, vos me ayudaste. ¿Unos mates?

Fueron a la cocina siguiendo la fiesta con un poco de música más tranqui mientras desayunaban y hablaban de la vida, pero Lionel no podía estar tan pendiente ya que dormir y despertar con Aimar era como seguir soñando.

— ¿Y?

— ¿Que?

— Ni me escuchaste Lionel, te pregunte algo — Hablo riendo — que si te gusta otra música además del rock

— Ah sii, obvio que sí, me gusta el folklore, el tango, la cumbia, todo y más, lo único a lo que no me acostumbro es al rap y a todo esa música medio... Rara, tipo el reggaeton y eso, es lo único que detesto ¿A vos?

— sabes que me pasa igual, escucho todo, por ahí no me banco mucho el rock taan pesado pero nisiquiera me molesta, o sea me gustan los piojos, los redonditos pero también Mercedes Sosa, Spinetta, soy muy variado, la música me gusta en sí. Yo creo que la música te puede llegar a sanar a tal punto, es muy necesaria en mi vida y más cuando son cantantes que se nota que aman la música, aman escribir las letras y que tengan un sentido, que te hagan sentir algo ¿Entendés? Por eso me gusta mucho Spinetta, escucha sus canciones y sus entrevistas y vas a ver que el chabon es poético, es... No sé, es todo Luis.

Mientras el joven Aimar hablaba y se emocionaba cada vez más por tener a alguien que lo escuche, Lionel se perdía en sus palabras y le daba entidad a cada expresión de su rostro, a coso su sonrisa le achinaba los ojos, esos ojos marrones hermosos, le prestaba atención a como nombraba cada letra, cada frase con amor y con pasión, como si estuviera leyendo un poema, el poema más hermoso que exista.

— No entiendo.

— ¿Que cosa?

— Sí, es que tenés una forma de hablar que nunca antes había escuchado, como si el mundo dependiera de las palabras que vas a elegir para decir, pero al mismo tiempo te sale natural, no es forzado, es que sos un tesoro Pablo. No entiendo como... Como la gente no te mira con amor y admiración cuando vas caminando por la calle, no entiendo porque no tenes un premio a la mejor sonrisa y a la persona mas linda del mundo, y no es chamuyo, lo digo en serio, es que sos perfecto, Pablito.

Sintió como su panza se llenaba de un sentimiento extraño, derrepente tenía ganas de vomitar y de correr de ahí, no era miedo, era amor. Por otro lado, Aimar quedaba atónito y solo lograba llorar, ese chico sin querer estaba sanando algo, estaba logrando que un pibe sin suerte en el amor vuelva a creer que alguien se podía enamorar de él otra vez y no sentirse obligado a aparentar para que no se alejen, estaba sacando de Pablo, su verdadero yo.

— Lio, no se que decirte, pero Gracias, nunca imaginé conocer a alguien como vos, ¿Te puedo hacer una pregunta?

— obvio, lo que quieras

— ¿Porque nunca me contas de tu vida? Yo también quiero conocerte Lionel.

— Todavia no, hoy no tengo ganas de recordar.

Pasaron el día acostados, mirando películas alquiladas y escuchando la lluvia leve que caía por Buenos Aires. Si algo era cierto, es que ellos estaban destinados a encontrarse y a amarse.

Simbolo de paz - Scaimar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora