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Lo único que escuchaba Lionel era el ruido de los aviones y ruedas de valijas que giraban sobre el suelo del Aeropuerto, esperaba con un poco de tristeza su avión, el que lo dejaría en tierra española, no quería irse de su país pero al mismo tiempo no podía con las ansias de ver a sus hijos cuales amaba con toda su vida. Román, su ex jefe y ahora mejor amigo, lo despedía con un abrazo fuerte y los ojos llorosos por tener que esperar a que ambos se desocupen para volver a verse, aunque ese no era su única inquietud ya que no dejaba de mirar para todos lados buscando a Aimar.

— El no va a venir, Román

— No sabemos

— No te hagas ilusiones con algo que no va a pasar, ya está, ya nos despedimos y quedamos en que nunca íbamos a estar juntos por culpa del destino, la vida no quiere, además es todo mucho más complicado, yo no puedo ni quiero obligar a Pablo a dejar su vida y carrera por mi, el tampoco quiere obligarme, ya está, hay que dar vuelta la página.

Lionel se subió al avión con el corazón un poco roto sabiendo que tal vez nunca más volvería a ver a Pablo como su pareja y sería solo un enamoramiento que no funcionó.
El viaje fue mucho más largo con este sentimiento, no pensaba, no comía, solo quería que al lado suyo este Aimar pero tampoco iba a obligarlo o victimizarse, sabía que él se quedó porque no quería arriesgar su vida en paz, solo había que buscar la forma de que puedan estar juntos.

— Hola — Saludo Elisa abrazandolo con sus hijos — Te extrañamos todos aquí

— Hola mis amores, hola Eli.

Caminaron todos hasta el auto de su ex mujer mientras intentaba no llorar por dejar atrás a Pablo, odiaba que los periodistas estén ahí, sacando fotos e insinuando la pareja hermosa que hacíamos, ellos no sabían nada.

— No les prestes atención Lio, estás aquí con las personas que más te adoramos y eso es lo que importa.

Elisa sabía todo de Lionel, hasta de Pablo y lo que sentían ambos, que no era solo un amigo y aunque al principio al separarse sí le dolió a ella, aunque al principio si se enojo, con el tiempo entendió que solo importaba la felicidad del padre de sus hijos y nada más, si él era feliz con un hombre entonces ella lo apoyaría en todo.

— Vamos hombre, sonríe un poco aunque sea ¿No?.

— Gracias, no sabes lo lindo que se siente volver a verlos.

— Pa ¿Estás triste?

— No mí amor, estoy emocionado porque volví a verlos, ¿Van a ir a Argentina con Papá? — Los niños se emocionaron gritando y saltando en la parte trasera del vehículo — bueno entonces portense bien, en unos días hacemos las valijas y a Buenos Aires eh.

Al llegar a la casa de los niños y su madre empezó a desempacar en una habitación que habían preparado para él, sabía que estaba mal quedarse en esa casa, no por Elisa, más bien por él y todos los sentimientos que le pasaban en ese momento, igualmente se quedó y hablo con la Española sobre el tema.

— Lionel, tu y yo no somos pareja, no tienes un deber conmigo, no tienes que explicarme sobre tu vida privada

— Pero quiero hacerlo. No se que pasa, es obvio que Pablo y yo tenemos que estar juntos, me duele tanto dejarlo ahí pero se que fue su decisión, también se que yo le gusto, se que somos el uno para el otro, pero no se nos da, no podemos estar juntos.

— Tienes que ser paciente y darle su espacio, tal vez Pablo este igual que tu y tal vez solo es un poco de miedo y de no saber que hacer, tu querías que dejara todo y se vaya contigo ¿Entiendes eso Lionel, entiendes lo difícil que debe ser?

— Sí, yo se, pero es que no sabía que hacer en ese momento, yo tengo que estar con mís hijos, quiero estar con mis hijos

— Hagan una cosa ¿Si? Vete con los niños y visitalo a Pablo, con ellos, no importa, pasa tiempo de calidad y con el tiempo que pase sabrán hablar como adultos y resolverlo.

Lionel no entendía porque la vida lo dejaba tomar decisiones tan difíciles, no sabía que hacer, estaba perdido en el mundo y lo único que necesitaba era que Pablo este con el, abrazandolo como cuando eran unos chicos.

Simbolo de paz - Scaimar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora