𝔊𝔦𝔞𝔫𝔱 𝔴𝔬𝔪𝔞𝔫 ⇝ ⁽ˢᵃⁿʲⁱ⁾

002

Las dos mujeres pasaron cuatro días con su barco amarrado al borde del Baratie antes de que la mayor volviese a sacar el tema de Tomoe formando parte de la tripulación de Luffy. Y es que cada que la veía la abordaba con la pregunta lleno de emoción.

—¿Ya tomaste una desición? —inquirió con su cabeza metida en el motor de la nave.

El pequeño navío era bastante rústico, pero llevaba en él cosas que la chica nunca había visto antes. Desde un principio la piloto le había parecido extraña. Lo era, un poco. Era atrevida, era simpática y un poco mentirosa, pero eso era lo fácil de soportar; porque además de ello estaban las largas noches de ruido, de luz encendida hasta tarde, de herramientas aquí y allá, incluso demoras porque aquel dichoso montón de tuercas que las mantenía a movimiento de descomponia una y otra vez.

—¿Mm?

—Lo que ese chico te dijo, ir con su tripulación, van a La Gran Ruta —le recordó mientras se asomaba a tomar algunas herramientas—. Es una gran oportunidad

Mentiría al decir que no lo había estado pensando, ellos tenían un gran barco y una navegante. Ir de isla en isla podía ser muy bueno para ella, una forma más ordenada de cumplir su misión; pero Luffy no le había pedido que fuese su matona, Luffy le había pedido unirse a la tripulación, lo que significaba acompañarlo en su viaje.

—Sí, lo es —se recostó en el suelo con la mirada en el techo—, ¿Por qué es tan importante para ti de todos modos?

—Voy a irme, Tomo

—¿Irte? —se sorprendió a si misma por la velocidad con la que se enderezó para ver a la mayor, expectante de una explicación.

—Estuve pensando y... —Mags dejó lo que hacía para verla directamente, su mirada era tranquila, resignada, suspiró como si estuviese diciendo algo difícil—, ya no quiero posponerlo más, necesito hacerlo

La castaña había hablado de eso algunas veces. Decía haber perdido mucho tiempo y finalmente tener un plan para si misma en el mar, pero que finalmente se decidiera a ir sola era repentino. Que decidiera entregarse.

—Mags-

—Voy a estar bien, y tú también —expresó como si supiera lo que la guerrera diría—. Algo en ese muchachito me dice que es buen chico y puede ayudarte

—¿Entonces sí te vas a entregar?

Margalo tenía la brillante —estúpida— idea de que entregándose a la marina y exigiendo un juicio tal vez lograría ser aceptada y entrenada como una recluta cualquiera, pues después de todo, deseaban sus conocimientos, la querían con vida. Según ella luego hallaría la forma de engañarlos y huir.

—Pues sí, tontita, quise esperar a que encontraras a alguien más que te llevara, es todo

—Esperar a-, ¿Estás segura de lo que quieres hacer?

—Tomo, no tengas miedo por mi—se acercó y colocó una mano en su hombro—, continuaré mi viaje

Sabía que la despedida llegaría tarde o temprano, la jóven no pasaba demasiado tiempo en ningún lado ni con nadie, pero no pudo evitar preocuparse un poco por Mags. Eran amigas. Era su única amiga.

Tal parecia que aquel era el empujón que la menor necesitaba, si continuaba pensando solo perdería tiempo. La piloto la dejó sin otra opción.

Y en menos de una hora estuvo lista para irse. Tomoe la observó soltar las últimas cuerdas que amarraban el bote mientras sostenía su bolso en la espalda, apretando la correa con fuerza. Había cobrado por su trabajo, pero el tiempo con Margalo Petrucci fue para ella algo más. Sentía pena al dejarla ir.