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Sanji no se apresuró por llegar a su lado, pero la siguió de cerca, dio un par de calada a su cigarrillo mientras los cuatro seguían el sendero.

—¿Hay muchos de ellos?

—Sí

—Demasiados, son muy fuertes —se apresuró a completar Ussop ante la corta respuesta de Zoro—, vi como uno de ellos arrancaba una casa desde los cimientos —relató buscando algo en su bolsa—, pero me ocupe de él, aunque no fue sencillo —se jactó con aire victorioso.

—Mientras no haya mucha gente todo estará bien —pensó Tomoe en voz alta.

—¿Has vencido a un Gyogin, Momoe? —quiso saber él apretando el paso.

—Tomoe —corrigieron ella y el cocinero al mismo tiempo. Él se ganó una mirada fugaz por parte de ella antes de que volviera a hablar—. No, pero los he visto, son fuertes, he peleado con tipos fuertes antes

—Ah —Ussop mantuvo el silencio unos segundos, para luego aclarar su garganta, obligando a la joven a voltear. Él extendía el frasco de pétalos hacia ella.

Aún lo tenía. Suspiró un poco aliviada y lo tomó entre sus manos.

—¿De qué son? —insistió el moreno—, lo pusieron de pie en menos una hora, creí que moriría —buscó su mirada, pero ella mantuvo el paso.

—Es Nanái, crecía en mi isla, es medicinal —explicó acercando el objeto a su pecho.

—Nunca la oí

—¿Así que estás en la tripulación ahora? —Zoro se adelantó, hablando directamente con ella.

—Sí

—Te he visto antes —aseguró dándole una mirada dudosa—. ¿Eres pirata, no es así?

—No exactamente

Se cruzó de brazos—. Definitivamente pareces una

—Lo que a mi me parece es que tu capitán confía demasiado —torció la jóven—, nisiquiera me ha visto pelear

—Yo sí —Sanji se apresuró a agregar—, debe tener buena intuición, ángel, solo eres modesta

Aquello le valió a él que Tomoe girara los ojos.

—Ya deja eso —pidió al rubio, regresando a Zoro, bajando la mirada para enfocarlo mejor

Roronoa parecía un tipo difícil, ella no se detuvo demasiado a querer observarlo, con lo vivido en el Baratie ya se daba una idea. Pudo sentir su mirada sobre ella, como dudando de cada paso y movimiento, listo para atacar. Ella estaba lista.

Su camino siguió unos minutos, el claro pronto les dejó ver más de cerca la aldea, donde un alboroto se hacia cada vez más lejano ante su llegada.

Las casas y las sendas estaban vacías, el chaleco carmesí de Luffy se notaba como un punto fijo a mitad del camino. Delante de él, Nami yacía de rodillas en el suelo.

El grupo mantuvo su distancia de ellos, no pudieron oír su charla, pero no hubo nada que decir cuando el capitán le colocó a la pelirroja su sombrero y caminó hacía ellos.

El pueblo entero marchaba hacia Arlong Park, ahora ellos debían hacer lo mismo.

Años y años de ser robados y aterrorizados. Se encontró caminando hacía Nami lentamente, Luffy apenas la miro al dejarla pasar.

La castaña no dudo, solo unos pasos más y la tuvo delante, a sus pies. Nami lloraba desconsoladamente, aferrando su mano libre al sombrero de paja en su cabeza, mientras que la otra era un soporte tembloroso sobre la tierra; el tatuaje que marcaba su brazo parecía haber sido durante castigado por una hoja afilada, sangraba sin detenerse.

𝔊𝔦𝔞𝔫𝔱 𝔴𝔬𝔪𝔞𝔫 ⇝ ⁽ˢᵃⁿʲⁱ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora