007

11 2 0
                                    

Arlong la veía acercarse con ojos de serpiente, apoyaba la cabeza en su mano, parecía divertido.

—¿Envían al mejor contra mi? —carcajeó—, no me siento sorprendido

Ella no se consideraba la mejor, ni la más fuerte, simplemente quiso tomar ese momento como la oportunidad. La oportunidad de saber la verdad.

—Eso creí —Tomoe llegó frente a él, observándolo sentado—, la última vez tampoco llené tus expectativas

Aquellas palabras le provocaron al Gyogin arquear las cejas confundido, apretó los labios y miró filosamente a la chica.

—¿Te conozco, humana?

—¿No lo recuerdas?

—Todos ustedes son muy parecidos —justificó con suficiencia, haciendo un ademán con sus manos.

—Llegaste a la isla de Monty una noche, ¿Recuerdas? —apretó los puños a los lados de su cuerpo—. Hiciste pedazos las jaulas, derribaste el escenario y cada cosa que se interpuso en tu camino...y a los Gyogin te los llevaste todos

Pasaron apenas unos segundos, la realización le sacó una sonrisa.

—Ah, ¿Estabas ahí? —Nisiquiera parecía ensombrecido ante el oscuro recuerdo. Cuando todo estuvo destruido y en llamas, cuando un acto cruel y los cautivos de un oportunista fueron detenidos por otro todavía peor.

—Me viste a los ojos esa noche —escupió inclinándose sobre él—, me llamaste débil y dijiste que la muerte seria para mi un acto de piedad...

Entonces sus ojos se iluminaron, la hilera puntiaguda de dientes se dejó ver aun más en una macabra sonrisa. Recordando perfectamente su interacción, sin poder realmente reconocer ninguna de las facciones en la jóven mujer frente a él.

—El Tiburón Tigre vive —se burló aplaudiendo sarcásticamente. Le erizó la piel oír ese nombre. Odiaba ese nombre. Pero fue aún más duro oír esa frase. Otra vez.

—Y quiero saber —exigió, Arlong se puso de pie, descontento por el tono imperativo de la jóven, más no la hizo retroceder. Tomoe se plantó con más fuerza, elevando la mirada— ¿Qué pasó con Montgomery Castor?

Su sola mención le valió un fuerte golpe en el rostro, el puño del hombre pez dio de lleno contra ella y la arrastró hacía atrás contra una de las paredes de concreto. Tomoe apretó los dientes, se puso de pie con un gran dolor, pero sin heridas a simple vista; detrás de ella, un poco de escombros se desprendían de la pared donde había impactado. Se quitó el polvo y corrió a devolver el golpe.

Su puño izquierdo fue detenido por la mano de Arlong sin esfuerzo, solo para que ella lo aparte y le de otro con el puño derecho. Hubo un intercambio entre ambos y ella no retrocedió sino hasta que él le dio un fuerte cabezaso.

Se tomó la frente con ambas manos y soltó un grito de frustración. Pudo sentir el calor fluir por su cuerpo un pinchazo febril recorrerle la espina y hasta sus extremidades. Instintivamente su mente lo supo. Este enemigo era muy fuerte.

—¿Planeas volver como una mascota? —la increpó el hombre pez, ella alcanzó a detener un ataque con su rodilla que iba hacía el estomago, devolviendole un empujón—. ¿Extrañas las cadenas? ¿La humillación?

Se enderezó y respiró con dificultad, retrocedió unos pasos y con un grito iracundo arremetió contra él con un fuerte tacle.

—Quiero saber qué le hiciste —al impactar ambos contra una pared, el temblor de la misma los sacudió a ambos; era una gran sorpresa ver a un humano resistiendo a puño limpio de ese modo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 20 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝔊𝔦𝔞𝔫𝔱 𝔴𝔬𝔪𝔞𝔫 ⇝ ⁽ˢᵃⁿʲⁱ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora