S E V E N.

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Estaba decidida, no era la primera vez que haría algo como esto así que no me preocupaba en lo absoluto. Recogí mi cabello en una coleta alta mientras me observaba en el espejo, eran las 5:00am, el canto de los pájaros se escuchaban sin parar indicando que pronto saldría el sol y mi vida volvería a cambiar en un giro de 180°, salí de la habitación a pasos firmes encontrándome a algunos de los hombres de Jimin merodeando los pasillos, me acerqué a uno de ellos preguntando por él, al recibir su repuesta me encaminé hacía mi destino encontrándomelo mientras entrenaba a toda su gente en medio del gran campus que él mismo había arreglado desde inicio a fin, hace mucho tiempo atrás.

—¿Qué haces aquí?— la voz de Yoona taladró mis oídos atormentandome, giré mis ojos y suspiré pesadamente para después mirarla con mis brazos cruzados sobre mi pecho demostrándole que no me importaba para nada su absurda opinión.

—¿No es algo obvio?— pregunté sarcásticamente —. Oh, sigues siendo inútil como siempre— me burlé.

—No seas infantil Keyla, por favor— respondió con disgusto —. ¿Tengo que recordarte que soy la mujer de Park y que puedo hacer lo que se me dé la gana?

—¿Su mujer? ¿Dónde está el anillo de compromiso, linda? Porque yo no lo veo, ninguno decora tu asquerosa mano y vaya que me da muchísimo gusto— sonreí.

—Calma señoritas— la voz del nombrado se hizo presente interrumpiendo nuestra pequeña discusión —, sé que soy irresistible pero no hay porqué pelearse por mí.

Gracioso como siempre mi estimado Park Jimin.

—¿Qué haces aquí, chichón?— el maldito mote otra vez.

—Vine a entrenar, ¿No me ves?— me señalé mientras daba una pequeña vuelta en forma de burla para que entendiera mejor.

—¿Vas a volver al ruedo?— preguntó curioso.

—Viendo como ha sido mi vida dudo mucho que haya salido de el— expliqué cansada recordando lo que he tenido que pasar.

—¿Estas segura?

—¿Alguna vez me has visto dudar de lo que quiero?— él negó —¿Entonces?

—Al parecer andamos de malas...— susurró burlesco.

Ignoré su estúpido comentario y fijé mi vista en sus hombres que tenían pequeñas peleas de entrenamiento entre sí, unos eran mejores que otros y algunos que ya conocía, que son incondicionales a Jimin, ayudaban a los más nuevos a mejorar, eso me recordaba mucho a mí cuando también los ayudaba, eran buenos tiempos a pesar de todo.

—Vamos mocoso, más fuerte— gritó uno de ellos —, golpeas como niña.

Lo había visto y no lo hacía nada mal, sólo que su entrenador era un bruto y nadie era mejor que él.

—¿Quieres ver y sentir como golpea una niña de verdad?— pregunté acercándome a ambos.

Escucho como la risita de Jimin se hace presente entre los gritos de los demás eufóricos de que una mujer estuviera retando a un grandote como el que tengo en frente, sonreí al verlo creerse que podría conmigo sin siquiera pestañear, vaya que era iluso pero tampoco rompería su corazoncito, por lo menos no al principio.

Guiñé uno de mis ojos hacía él mientras tomaba mi posición de pelea, lista para recibir el primer golpe y alimentar un poco más su ego. Recibí un derechazo en mi costilla que en realidad, sólo fueron cosquillas, me hice la adolorida y continúe burlandome de él un poquito más, otro derechazo, ésta vez más arriba, nada del otro mundo, dos pisadas fuertes y decididas provenientes del pie grande frente a mí me indicaban que venía a acabar conmigo sin piedad, sólo que no contaba con que recibiría una fuerte patada de mi parte justo en su rostro en un sólo movimiento ágil y rápido dejándolo aturdido, sin dejarlo establecerse mucho, golpeé su nariz con toda la fuerza que podía acumular en mi brazo izquierdo acabandolo ahí mismo delante de todos.

Mobster Wolf | JJK [+21] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora