10

19 0 0
                                    

Día cinco.

¿Y quién lo diría? Sigue siendo el mismo suplicio.

En esa fría mañana cuando me levanté, sólo pude salir del avión un rato después y fue grande mi sorpresa al encontrarme a Loraine ya despierta sentada en uno de los asientos del avión con una especie de mapa trazando líneas imaginarias.

— Veo que ya despertaste. — Mencioné acercándome a ella y mirando por sobre su hombro.

— No es tan sencillo dormir últimamente. — Confesó volteando momentáneamente para mirarme. — ¿Tú qué haces despierta?

— Ah... lo mismo. — Suspiré. — ¿Quién se imaginaría que algo así nos pasaría? ¿Verdad?

— Lo que más me duele ahora es haberle insistido tanto a Lily para que nos acompañe y ahora verla en tan mal estado.

— Hey, hey. — Caminé un poco para quedar en frente de ella y tomarle el hombro. — No es tu culpa, ni suya, ni de nadie... ¿Qué probabilidades habían de que esto nos sucediera justo a nosotros? No lo sabíamos... y Lily está mejor que antes... bueno, obviamente no podrá acompañarnos a la expedición pero está bien... y pronto se pondrá mejor aún, tú tranquila ¿Sí?

— Sí. — Asintió ella aún algo triste. — Gracias, Bri.

— Ni lo menciones. — Aseguré, no me costaba absolutamente nada ayudarla a que se sintiese más aliviada, o al menos intentarlo. — ¿Todo listo para salir la próxima semana? — Pregunté cambiando de tema.

— No es normal que diga esto... y no se lo diría jamás a otra persona. — Dijo evitando responder a mi pregunta y pronto entendería el porqué. — Pero la verdad es que tengo miedo.

— Oh... — Le sonreí y finalmente me acerqué para abrazarla fugazmente. — Pero es normal, Lore... no tienes que fingir conmigo ¿De acuerdo? Yo también estoy asustada... aterrada, pero te prometo que estaremos bien, será un gran reto y lo afrentaremos todos juntos... y sabes que si sientes que no puedes hablar con nadie, estoy aquí para escucharte. — Mas otra vez noté la mirada perdida que brindaba y no pude contener la pregunta. — ¿Estás así por Richard? ¿Cierto?

— Por Richard... por Ron, por Ben... crecimos juntos y ahora no son más que unos malditos cadáveres enterrados en la nieve. — Podía sentir la impotencia en su voz y realmente no podía culparla, me sentía exactamente igual.

— Pero él era especial para ti. — Continué refiriéndome a Richard. — ¿Verdad?

— Diferente a los demás, eso de seguro... pero me conoces, no podía enamorarme. — Suspiró mirando al cielo y fue cuando la vi intentando retener sus ganas de llorar, pero no haría ningún comentario al respecto, no aún. — Tengo miedo... no quiero morir, Bri.

— No moriremos, Lore. Saldremos de esta montaña cueste lo que cueste... te lo prometo.

— ¿Cómo estás tan segura?

— No lo estoy. — Respondí tomándola por sorpresa. — Lo sé. — Sonreí acariciando cariñosamente su hombro y volviendo a entrar al avión.

Aún adentro de él, por la ventanilla del mismo podía verla sentada en la nieve, tomándola en sus manos y tan sólo tirándola lejos, por rabia, quizás... tristeza, preocupación... todo se juntaba y generaba una mezcla tan peligrosa.

Miraba el horizonte y su vista se perdía junto a toda la nieve... era todo exactamente igual. Miraba la montaña atrás de nosotros... tan alta, tan imponente, y tan aterradora que enfatizaba a la perfección nuestros sentimientos en aquella travesía.

HopelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora