Supe en ese momento que tenía, nuevamente, a una de las personas más importantes en mi vida despidiéndose frente a mí. Estaba segura que de haberse alimentado, aún seguiría vivo y saldría de aquí con nosotros, pero ya no se podía cambiar el pasado, ahora era sólo cuestión de tiempo y éste ya estaba llegando.

Mentiría al decir que sentí algo más allá que una amistad, quizás nunca podría haber dicho que estuve enamorada de él pero de lo que sí estaba segura de poder decir era que conocí a la mejor persona en la que podría pensar en cuestión de tan sólo unas semanas. Y por lo mismo también tenía claro que si así de destrozada me encontraba yo, no me imaginaba siquiera cómo estaría Brianne cuando se enterase, quien además de, como todos, haber perdido a amigos de toda la primaria, había perdido a su mejor amiga de toda la vida, y ahora, a su mejor amigo de la infancia, desde ese entonces absolutamente todos esos recuerdos juntos sólo iban a quedarle en el corazón.

Y también dolerían cada que volviese a siquiera pensar en alguno.

- ¿Recuerdas ese día en el avión? - Pregunté intentando cambiar de tema y pensando en algo para distraerlo y que se mantuviese con vida hasta que Brianne volviese para poder despedirlo. El pelinegro negó después de pensar por unos segundos. - Cuando te prometí que un día te diría el por qué de mi carrera.

- Sí. - Respondió después de hacer una pausa. Yo respiré profundamente, aquella historia que sólo Brianne sabía y por la misma por la que todos los años aún sufría internamente, aquellas madrugadas de llantos ahogados volvieron a mi mente y apreté fuertemente mi puño derecho intentando canalizar aquellas emociones.

No estaba segura de estar lista pero sabía que algo más cambiaría en esta travesía.

- Es la razón de mi tatuaje. - Dije levantando un poco mi camiseta hasta que aquella figura de tinta fue visible para él. - ¿Sabes cuántos años tenía cuando me lo hice? - Pregunté, a lo que él negó con la cabeza. - Tenía catorce recién cumplidos... fue después de sentir que todo ya había acabado, incluso si por momentos escenas atormentaban mi cabeza por las noches y sentía cómo todo volvía a mí, pero sentía también que tenía que dejar el pasado atrás y esta sería una manera de hacerlo, al menos un poco. -Suspiré profundamente otra vez y dejé de intentar alargar más la historia. -Palabras indebidas, ciertos tocamientos y demás cosas que simplemente una niña de siete años no debió haber vivido... ni ninguna otra mujer, desde luego. Sabes como son las leyes en Perú, de presentar una denuncia o tan siquiera contarlo sólo me arriesgaba a que el tipo se enterase y volviese a hacer lo mismo, o incluso algo peor.

En su mirada mostraba profunda tristeza y rabia, reacciones que ya había obtenido antes, como dije previamente nadie más que Brianne sabía acerca de ello. Aún recuerdo cuando se lo conté como si fuera ayer, una noche, hace no mucho, de hecho, cuando Richard nos consiguió un pase a una fiesta de otra preparatoria a Brianne, a Mathew y a mí. Entre el alcohol y las risas supongo que no tuve mucha noción de lo que pasaba a mi alrededor sino hasta que sentí una mano posarse bajo mi cintura, un escalofrío me recorrió el cuerpo y pude ver a uno de los anfitriones llegando con un vaso rojo lleno casi hasta el tope, sentí éste mismo rozar mi pecho y automáticamente ganas de vomitar me atacaron, recuerdo vagamente ese momento, todo sucedió tan rápido y terminé empujándolo por los hombros para salir apresuradamente del lugar, topándome con la multitud de gente en la fiesta también.

Brianne me vio salir casi que corriendo y escuché como le decía algo a Mathew, mas yo ya me encontraba en la entrada de la casa para ese momento y no pasó mucho tiempo cuando ella apareció frente a mí haciéndome miles de preguntas y evidentemente confundida

Recuerdo apenas haber obtenido mi licencia para ese momento y estar nerviosa por no saber cómo iba a llegar a casa, no había consumido tanto alcohol pero las circunstancias de recién me habían alterado más de lo que cualquier bebida alcohólica hubiese podido y estaba segura de que no podría conducir en ese estado.

HopelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora