Raro.

Era la mejor palabra para describir el ambiente.

Se sentaron tal y como habían venido días atrás y al tener a la mayor a su lado, pensó que sería un buen momento para alentarla a hablar sus problemas con su novio, pero nada salió así.

Así que optó por intentar dormir al menos parte del vuelo, pero no podía, por lo que se levantó de su asiento con dirección hacia la parte posterior del avión, en el camino cruzó algunas palabras con Michelle pero se quedaron en solo eso; palabras.

Entró al baño y se apoyó en el lavamanos mirándose al espejo, sintió un extraño dejavú pero intentó alejar aquellos pensamientos que le ocasionaron escalofríos y optó por refrescarse la cara cuando en un inusual movimiento del avión, el mismo se sacudió de arriba a abajo y agua fue a parar a la parte baja de su camiseta y a sus pantalones, además de hacerla caer de espaldas.

Aún extrañada y algo incómoda, apoyó ambas manos sobre el suelo y se levantó, terminó por salir del lugar al escuchar un nuevo anuncio de uno de los pilotos con respecto a la turbulencia explicando que se intensificó y que necesitaba de todas maneras a todos los pasajeros en sus asientos y con el cinturón de seguridad abrochado, sintió otro dejavú y uno que poco y nada le agradó pero lo ignoró de vuelta relacionándolo con el vuelo anterior y se sentó en uno de los primeros asientos que tuvo a su alcance.

- Parece que se intensificó un poco la tormenta. - Rio ligeramente ella.

- Efectivamente. - Respondió tomando el mapa geográfico que traía con él. - En meses de invierno como diciembre, enero y febrero, los valles de Sierra Nevada se llenan de tormentas invernales, los vientos son intensos y las nevadas también, es por eso que las turbulencias son más comunes en estas fechas... y por consecuencia; los vuelos más baratos. - Explicó en una pequeña risa él también.

- Fue una buena estrategia de Alina planear el viaje para estas fechas...

- Exactamente. - Respondió cuando justo el avión tuvo otro movimiento algo fuera de lo común. - ¿Te orinaste? - Bromeó el pelinegro señalando su camiseta para romper la tensión que aquello posiblemente le había generado a la castaña.

- Ja, ja, qué gracioso. - Respondió ella sarcásticamente pero riendo junto a él. - Intenté dormir pero por alguna razón no pude... es raro.

- ¿Y... cómo está Brianne? ¿Ella sí se quedó dormida? - Preguntó él al recordar que ambas se sentaban juntas.

- ¡Mierda! Cierto... no, me quedé hablando con Michelle antes de venir aquí y... - Se detuvo involuntariamente cuando otro violento movimiento remeció el avión. - Voy con ella. - Dijo ignorando por completo las anteriores advertencias del piloto y desabrochando su cinturón de seguridad para volver a su asiento habitual.

Y de pronto todo comenzó a sentirse irreal para ella.

No supo explicar cuándo fue exactamente que notó que las cosas iban mal; si cuando el piloto realizó aquel llamado o si cuando en el mismo instante en que se levantó, una azafata a unos cuantos metros de ella, quien también se encontraba de pie, fue lanzada contra el techo en una violenta caída del avión por la turbulencia, de no haber tenido la suficiente fuerza para agarrarse de los asientos como lo había hecho, estaba segura de que hubiese corrido la misma mala suerte de aquella mujer.

El avión volvió a estabilizarse y dejó de sentirse el impacto, apenas su hombro había sido algo golpeado por los equipajes que cayeron del compartimento superior, pero nada más allá. Aquella azafata no dijo nada pese a la incertidumbre de los pasajeros y optó por simplemente levantarse del suelo y desaparecer dentro de la cabina del piloto como si nada hubiese pasado.

HopelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora