|Capítulo 8| Preocupación

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—¿Cazabas humanos?— le preguntó Saray impresionada a Edward mientras que este acariciaba su cabello.

Estaban acostados en la cama de él, ella acurrucada en su pecho como casi siempre pasaba.

—¿Criminales?

—Al primer hombre que maté fue al ex marido de Esme.

—¿Mamá tuvo un ex marido?

—Si, uno muy abusivo, pero eso no me corresponde contártelo.

La chica asintió con la cabeza, comprendiendo el porqué.

—¿Y por eso crees que eres un monstruo?— le preguntó mientras levantaba la cabeza y apoyaba su codo en la cama para sostener su cabeza con la mano y así mirar a Edward.

—Soy un monstruo— corrigió él.

—No lo eres.

—Eso es lo que piensas ahora, no me conoces.

—Puede que no conozca tu pasado pero conozco como eres ahora y no eres ni nunca fuiste un monstruo, ¿Entendido?

Edward rió levemente— te ves linda mandando— la chica rodó los ojos en respuesta pero le sonrió a su vampiro.

—Te estoy hablando en serio— se quejó la pelirroja cruzándose de brazos.

—Yo también lo digo en serio— sonrió el vampiro mirándola con amor.

Saray rodó los ojos y le pegó suavemente en el hombro para luego reír por la exageración de Edward en el golpe, como si le hubiera dolido.

—Amarte duele, recibo golpes y reproches— dramatizó Edward haciendo reír a Saray.

—Tonto— rió Saray sacándole la lengua juguetonamente, Edward rió pero luego la miró con una ceja alzada, fingiendo estar ofendido.

—¿Y además me dices tonto?— le preguntó "ofendido", haciendo el gesto como si alguien le enterrara un cuchillo en el corazón.

Saray soltó una suave carcajada y cuando él se paró de la cama para alejarse ella lo tomó del brazo y lo jaló con fuerza hacia ella, Edward pudo haberse quedado intacto pero se dejó jalar, sentándose en la cama, Saray en un rápido movimiento se sentó en el regazo de él para darle un suave y dulce beso en los labios. El vampiro soltó un ronroneo y siguió el beso sin quejarse, puso sus manos en la cintura de ella para atraerla más a él.

—Te adoro, mi vampiro tonto y dramático— se burló Saray cuando cortó el beso, Edward soltó una suave risa y le robó un fugaz beso.

—También te adoro, mi pelirroja mandona y enojona— rió él dándole un beso en la frente, viendo como Saray sonreía divertida.

Saray lo miró con una sonrisa de cariño y lo empujó a la cama, haciendo que él cayera hacia atrás, luego lo abrazó con fuerza, aplastandolo un poco intencionalmente, sabiendo que no le hacía nada.

—¿Intentando aplastarme?— le preguntó Edward sonriendo divertido, poniendo sus brazos en la cintura de Saray para abrazarla.

—Si, pero es imposible— se quejó Saray de forma bromista, Edward rió entre dientes.

Rato después.

Saray y Emmett se miraron divertidos, la pelirroja había vencido por cuarta vez al grandulón. Edward le hizo un gesto burlón a Jasper, con quien había apostado y Jasper resignado le pasó el dinero.

—Emmett, me hiciste perder cien dólares— se quejó Jasper, Saray se rió entre dientes y miró a Edward guardando el dinero.

—¡Ups! Lo único que puedo decir es que tú la entrenas— se burló Emmett.

Mi Pequeña... | Edward Cullen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora