◦•●◉✿ 𝑂𝑐𝑡𝑎𝑣𝑜 𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 ✿◉●•◦

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Era un nuevo día, y por tanto...
¡Una nueva aventura!
A penas eran las ocho de la mañana.

Pero ya se escuchaban gritos.
O al menos los que ambos chicos, acurrucaditos y abrazados, les lanzaban con cierto odio a los pájaros, que solo subían el volumen de sus cánticos mañaneros.

Naruto, irritado por los animales emplumados, decidió abrir los ojos y levantarse de golpe, para cuando se quiso dar cuenta, sus manos tocaban el pecho de su amigo, mientras que sus caderas "descansaban" en las del mayor, quien aún no se percataba de la situación.

Naruto, algo tímido aunque no disgustado por la posición en la que estaban, simplemente se rindió y se volvió a tumbar, podía escuchar como los latidos del Uchiha se hacían cada vez más fuertes y rápidos. Sonriendo, se acomodó mejor y le abrazó el cuello, intentando poder sentir aún más la respiración algo agitada de este y, poder descifrar el idioma en el que el corazón de su amigo hablaba.

Sasuke cada vez estaba más nervioso, se había dado cuenta tarde de cómo estaban colocados ambos, pero al fin de cuentas...
Es mejor tarde que nunca.
Estaba nervioso, sonrojado a más no poder y deseando que la tierra se apiadara y se lo tragara de una vez.
Sentía como Naruto se concentraba en su corazón, e incluso juraría haber notado como contaba los latidos de este. Más avergonzado no podía estar, o eso pensaba él antes de lo que pasó.
Estaba más que seguro, nada lo podría haber preparado para eso.

Naruto levantó un poco la cabeza y le dió un corto beso, el roce le llevó al goce.
Fue efímero, tanto como la vida misma o incluso más.
Pero ni la vida ni la muerte podían competir contra aquello.
Naruto le había dado lo que se llama comúnmente como "pico".
Pero pareció que ambos querían más.

En los cuatro orbes que en ese momento cruzaron el camino de los otros, se encontraba la mirada más intensa y llena de amor y deseo que jamás podrá existir.
Pero en vez de ejecutar un movimiento peligroso, Sasuke prefirió abrazar la cintura del rubio con más fuerza, aunque mantenía su delicadeza.
Naruto esperó el contacto, y cuando acabó de sentir el movimiento, apoyó sus manos una encima de la otra, estas a su vez encima del pecho del mayor. Y para rematar, su barbilla descansó en estas, esbozando a su vez una sonrisa tierna y llena de secretos que solo oirían los labios del pelinegro algún día.

Porque de alguna manera... Ambos lo sabían, terminarían las largas rachas de malos días, y acabarían con aquel que su amor no encantaría.
Porque de alguna manera... Ambos se querían.

+La comida estaba riquísima, gracias por invitarnos, Chouji, y gracias por pagarlo Shikamaru, jsjs +Salían tres chicos de un restaurante de barbacoa. Uno de ellos, Akimichi Chouji, seguía comiendo un pincho moruno que todavía no acababa.

+No es nada. Por cierto, Naru, ¿dónde está Sasuke? Me ha parecido raro que no estuviera en casa contigo. +El Nara, extrañado, decidió preguntar de una vez por todas algo que, aparentemente, le había dado mucha curiosidad desde hace un buen rato.

+Ah... Se ha ido a una misión con una chica pelirosa... Sakura, me parece que se llamaba. +Uzumaki Naruto expresaba seriedad raramente, pero en ese momento no sólo estaba serio, también parecía algo decaído, a pesar de que intentara ocultarlo con una gran sonrisa, se le notaba bastante.

+Mhm... Sakura estaba enamoradísima de Sasuke, ¿no, Chouji? Creo recordar que se peleaba con Ino por él. +Shikamaru no era cruel, sabía lo que hacía, y lo hacía la mar de bien.

Un hada floralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora