Capítulo 11

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- ¿Es...capar?... - repitió, incrédula - ¿Lo dices en serio, Li?

- Jamás bromearía con algo así, Marion, y menos si se trata de ti - respondió con un tono serio.

- Pero Li... - dudó - No, no. Es muy peligroso, si nos descubren podrían-

- Quedarte cerca del Rey también es peligroso para ti... Tú no los viste, pero el día en que te desmayaste ni uno solo de esos sirvientes movió un dedo para ayudarte. De no ser porque esos mensajeros aparecieron, seguramente te habrían dejado bajo la lluvia hasta enfermar... - soltó, frustrado.

Para la niña era evidente que el muchacho se esforzaba por contener su molestia, pero no deseaba empujarlo a hacer algo impulsivo que lo pusiese en peligro.

- Li... sé que te preocupas mucho por mi... pero no temas, el señor Arthur me aseguró que el Rey no me lastimaría.

- Eso no significa que él vaya a tratarte bien, Marion... El Rey te necesita porque sabe que las personas te aman, pero siempre te verá como un adorno... A ese hombre nunca le importará lo que sientas o quieras, sólo te usará para su propio beneficio... jamás te liberará... - explicó y vio como los hermosos ojos de la niña se llenaron de lágrimas una vez más - L-Lo siento, sé que lo que digo es horrible, pero ya no soporto más esto... yo... te quiero tanto que ya ni siquiera puedo dormir al imaginar que esas personas pueden estarte lastimando dentro del palacio...

- Li... - suspiró, conmovida, y posó su mano sobre la mejilla del muchacho buscando consolarlo.
- Al menos cuando la Reina aun vivía sabía que, aunque no pudiese verte, estabas a salvo de los demás porque ella te protegía, pero ahora te enviarán lejos, te encerrarán en un lugar que puede estar lleno de institutrices que te maltraten como lo hizo esa mujer hace años... - habló en referencia a lo sucedido con Grace Valentine - No puedo imaginarlo, no... no quiero que te lastimen más... - Él retuvo la mano de la niña y cruzó sus ojos profundamente con los de ella - Por favor, Marion, déjame protegerte... ven conmigo...

Al ver su suplicante mirada, se sentía incapaz de rechazarlo, pero una vez más intentó apelar a la sensatez.

- ¿Y el señor Kai?... ¿Qué sucederá con tu tío?

- Se lo haré saber de una forma discreta - respondió - Le dejaré un mensaje en un lugar donde sólo él pueda verlo y, cuando ya estemos a salvo y lejos de aquí, encontraré la forma de hacerle saber que estamos bien.

La firmeza y velocidad de su respuesta despertó inquietud en Marion, era como si aquella idea de escapar no hubiese surgido de manera improvisada.

- Li... ¿Tú... desde cuando has estado pensado en esto?...

- Desde que la Reina enfermó... - confesó.

- ¿Qué?...

- Cuando me dijiste que su estado no mejoraba, sentí que todo iba a volver a repetirse... Que si ella moría, te quedarías en manos del Rey y este podía volver a encerrarte, a golpearte... y lo único que yo podría hacer por ti es consolarte en este lugar, a escondidas... No, ya no estaba dispuesto a aceptar esa realidad, así que comencé a idear un plan de escape para los dos...

- ¿Un plan?

- Así es... No te lo dije antes porque me preocupaban los celos de la Reina...

- ¿A qué te refieres?

- Temía que si alguien nos escuchase hablar de esto llegara a oídos de la Reina y, por miedo a perderte, te encerrara con ella en el Palacio...

- Oh...

Aunque en el último tiempo, Ofelia había dejado buenos recuerdos en Marion, la niña no podía ignorar que las palabras de Li tenían su fundamento, pues, al principio, la mujer también había demostrado una actitud obsesiva por mantenerla a su lado. Nada podía garantizar que aquello no volviese a repetirse.
A Marion le resultaba impactante descubrir cuanto Li se preocupaba por su situación, tanto que, incluso, llegó a planear un escape a pesar del riesgo que le significaba.

MarionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora