Anika.
Esto tiene que ser una jodida broma de mal gusto, en este momento tengo muchas ganas de matar a la persona que está tirada en mi cama.
—Me estás jodiendo Rinaldi, sal de mi habitación si no quieres una bala en la frente.
Damián se sienta en mi cama y parece que lo qué le digo solo le causa gracia, tiene una sonrisa plasmada en el rostro y sé que solo lo hace para molestar y de verdad que lo consigue.
Estoy tan enojada que no sé en qué momento Eli paso del piso a estar a mi lado viendo a Damián con ojos asesinos.
—Te dije que no le iba a gustar nada, pero eres un imbécil y aquí estás— le dice la rubia burlándose del pelinegro que sigue sentado en mi cama.
—Pero qué ánimos tienes, Anika— dice mi nombre con burla.
Nos miramos fijamente y solo lo veo con furia mientras él solo me da una mirada donde solo hay burla, empezamos un duelo de miradas donde ninguno quiere ceder el control.
Si piensa que puede venir aquí y burlarse de mí está muy equivocado.
A mi lado Eli suspira cansada.
—Chicos, ya basta, dejen su mierda para otro día —protestó la rubia— estoy muy cansada y quiero dormir, así que muevan sus traseros a la cama.
Definitivamente, Elizaveta está loca si piensa que vamos a dormir los tres juntos.
—Ni de coña voy a dormir con este imbécil en mi cama—digo apretando mis dientes tanto que creo que me los quebraré.
—A que le temes, diavolessa. Solo vamos a dormir— murmuró el muy imbécil.
Sí, claro, él solo quiere molestar, pero si eso es lo que quiere, pues bien.
—Bien, pero tú duermes en el piso— le indico— así que muévete de mi cama.
Se pone serio y sabe que no estoy jugando, lo digo muy enserió, Eli suelta una risita y Damián la mira con cara de pocos amigos.
Se escuchan unas risitas cerca y sé que se trata del par de idiotas.
Ares y Adrik entran a mi habitación mirando a Damián y a Eli, luego se miran ambos y estallan en carcajadas.
Sí, definitivamente son unos idiotas, pero son mis idiotas.
—Creo que ya sé lo que sucede aquí—expresó Ares.
—Sí, yo también— le sigue Adrik.
La verdad extrañaba que todos estuviéramos juntos, no sé qué sería de mi vida sin todos estos idiotas y mi sexy rubia.
—¡Creo que es noche de pijamas!— Exclamó un muy feliz Ares.
La situación es un poco graciosa a decir verdad, Damián tiene cara de que quiere matar a todos aquí, Ares tiene una sonrisa gigante, Adrik no puede contener las ganas de reír, Elizaveta los ve como si tuvieran dos cabezas y yo solo suelto una carcajada haciendo que todos posen sus ojos en mí.
—Qué me ven— digo dejando de reír— la situación es graciosa la verdad.
Los chicos asienten, siento la mirada de Damián en mí y contengo las ganas de mirarlo, el par de idiotas salen de la habitación diciendo que van por los pijamas.
No estaban bromeando cuando dijeron lo de la noche de pijamas, dudo mucho que Damián acepte lo de las pijamas.
—Entonces imbécil, te quedas o te vas— le pregunta Eli a Damián.
—¿Vas a aceptar lo de las pijamas?—dice en mi dirección.
Eli me ve con una sonrisa y yo solo asiento, Damián suspira y cuando pienso no va a decir absolutamente nada dice:
—No pienso usar una mierda de pijama— murmuró saliendo de la habitación.
Yo solo me quedo paralizada procesando lo que acaba de decir, Eli empieza a reírse sin poder creerlo y mi cara es todo un poema, no pensé que de verdad aceptara.
De niños lo hacíamos, pero solo fueron unas pocas veces en las que yo tenía que llorar para que él aceptara estar en pijamas con nosotros, nunca le gustaron las pijamas y mucho menos si eran de colores.
—Eso no lo vi venir, vamos a por las pijamas, Anika.
Asiento, vamos a mi armario y sacamos varias pijamas enteras y de dos piezas, Eli elige una pijama de saten larga de color negro, yo solo elijo una pijama de algodón con una camisa de tiras azul rey.
—Listas, ahora vamos al cuarto de juegos, ya deben estar ahí.
Llegamos al cuarto de juegos, efectivamente todos están ahí, Ares tiene un mono de algodón negro con una camisa del mismo color, Adrik tiene un mono y un suéter y Damián solo tiene un suéter negro con unos pantalones del mismo color.
Bebemos vino mientras hablamos, luego Jugamos un rato con los dardos y casi le saco un ojo a Adrik. A las tres de la mañana ya todos tenemos sueño y terminamos en mi habitación dormidos en el piso.
Tengo un pie en la cara y un calor de puta madre, así que me paro y voy a mi cama, cuando estoy por acostarme pego un brinco del susto viendo a Damián en el balcón fumando.
Me acerco y le quito el cigarrillo de los dedos, él solo me ve y frunce el ceño, nunca le gustó que yo fumara y a mí no me gusta hacerlo, solo lo hago para molestarlo.
—¿Por qué no puedes dormir?—él simplemente me ve y me arrepiento de haber preguntado— olvídalo, no quiero saber.
Me quita su cigarrillo y lo apaga con la palma de su mano sin hacer ni un gesto por el ardor, yo solo me quedo viendo su mano y la pequeña quemada que se hizo.
—Rara vez logro dormir.— murmura secamente y con voz gruesa.
Quito mis ojos de su mano y solo lo veo a él, no sé cómo sea su rutina ahora y me preocupa, no este durmiendo bien, pero es algo que no le haré saber, no quiero que vea mi preocupación por él.
Damián siempre fue de poco hablar, alguien muy serio, nadie nunca se acerca a él por miedo, pero con nosotros era un poco más abierto, específicamente conmigo, siempre estábamos juntos, ya sé pelando o haciendo cualquier cosa, pero juntos.
Luego que regreso de Alemania lo noto más distante, diferente, algo cambió dentro de él y es algo que voy a averiguar, todavía no sé la razón por la cual se fue, pero pronto lo haré.
—Pues deberíamos ir a dormir, tenemos cosas que hacer mañana— lo jalo del brazo hacia mí, cama.
La verdad no tengo ni puta idea de lo que estoy haciendo, solo quiero que duerma algo, me ve con el ceño fruncido, pero no se niega.
Lo tiro en mi cama y veo que se tensa, lo entiendo, yo estoy igual, doy la vuelta y también me acuesto dando la espada.
—Duerme algo, el no dormir hace daño.
Siento que se mueve y solo suelta un pequeño ruido que tomo como un sí, cierro los ojos para tratar de dormir, pero la tensión no me deja, siento su brazo en mi cintura y dejo de respirar.
Damián me jala hacia él y susurra en mi oído.
—Buenas noches, diavolessa.
Creo que se le cumplió el deseo de dormir conmigo y rio mentalmente, mañana seguramente me voy a arrepentir de esto.
—Buenas noches, príncipe oscuro.
Llevo mi mano a la suya y las junto, cierro mis ojos y caigo en los brazos de Morfeo.
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Holiiiii, tenía tiempo sin subir nada, pero es que tuve algunos pequeños problemas y no pude actualizar, prometo que esta semana subiro varios capítulos jijijiji.
Espero que les guste mucho.
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Besitossssssss🪷😋
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Oscuro Deseo.
Ação"Ella tenía un rostro angelical, pero no te dejes engañar, esa era su arma secreta".