capítulo 10

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Damián.

Después de media hora discutiendo terminé tomando la horrible cosa que parecía orina y definitivamente sabía como se veía.

Dice Anika que es para relajarse y la verdad si funciona, en este momento me siento muy relajado mientras la pelirroja me acaricia el brazo sin que los demás se den cuenta.

Ares y Adrik solo se dedican a burlarse por lo sucedido con la cosa que me dio Anika, dicen que parezco un perro obedeciendo a su dueña, claramente el cerebro no le da para más.

Yo, un perro, ¡ja! En sus sueños, solo lo tomé porque era para relajarse nada más.

—¡Pueden cerrar la boca! —protesto Elizaveta.

Algo tiene, estaba más callada de lo normal, cosa que es muy raro en ella.

Los imbéciles dejan de reírse y Adrik posa sus ojos en ella, Elizaveta se da cuenta y sale de la habitación enojada.

—Pero y a esa que le dio— mencionó el rubio.

Adrik se levanta y sigue a la rubia.

—Bueno, pequeños saltamontes, los voy a dejar solitos— murmura Ares con una son risita.

La verdad no le preste atención a ninguno, estoy muy concentrado en las caricias que me está dando la pelirroja.

—¿A dónde piensas ir? —dice Anika dejando de tocarme y se acerca al rubio.

Eso si hace que me enderece y ponga mis ojos en ella.

—Voy a revisar unas armas que tu padre me pidió, tengo que ir con Adrik. Pero no lo voy a interrumpir ahora, de seguro está discutiendo con Eli y esos dos son insoportables cuando están en modo sayayin.

—¿Saya qué? —le digo extrañado.

Ambos se giran a verme y se ríen. Genial, ahora soy una burla para ellos.

—Olvídalo, no me digas una mierda, imbécil.

—Ay, pero no te enojes hermano, recuerda que tienes que casarte y no puedes estar amargado, te van a salir arrugas.

Pongo mis ojos en la pelirroja esperando alguna reacción de su parte y esta solo tiene sus ojos en Ares sin demostrar ninguna emoción.

—No me hace ni puta gracia, Ares Petrov. Cierra la boca y lárgate a donde sea que tengas que ir.

—Solo era una pequeña bromita, esos años que estuviste lejos te hicieron más amargado. Bueno, yo me voy, aquí nadie me quiere.

Se va fingiendo estar deprimido, qué idiota, todavía no entiendo como lo soporto.

Anika se gira y veo que tiene ganas de decir algo, conociéndola sé que no dirá absolutamente nada, no todavía. Y prefiero que sea así.

—Bueno, yo voy a hacer unas cosas, te dejo para que descanses.

—No te vayas —murmuro, hoy puedo permitirme ser un poco débil, solo hoy.

Solo se queda ahí mirándome sin decir ninguna palabra.

Justo cuando pensé que se iba a ir viene y se vuelve a sentar a mi lado, sonrió para mis adentros.

—Tengo sueño, vamos a dormir.

Veo por el rabillo del ojo su rostro y solo ve sin emitir palabra.

Que se quede.

Que se quede.

Que se quede.

—¿Dormir? Son las cinco de la tarde.

—Ya sé, pero estoy cansado y creo que eso que me diste me drogó, no siento muy bien mi cuerpo—mentira.

Oscuro Deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora