Odio venir con mi padre a estas reuniones, solo hay puros viejos hablando babosadas, estaba sentado debajo del árbol matando hormigas y se acercó Anika mi pequeña rusa pelirroja, es mía desde el primer momento que la vi, me pertenece completamente. Anika se sienta a mi lado y la escucho decir.
— ¿Qué haces?
—¿Qué quieres mocosa?
—¡No me digas así!
—¿Cómo quieres que te diga mocosa?
—Puedes decirme su majestad, príncipe oscuro.
“Príncipe oscuro” desde hace unos meses empezó a decirme así y me encanta, pero claro que no le voy a decir lo mucho que me gusta ese apodo.
—Deja de decir babosadas, bruja.
—¡Por qué me dices así!
Anika empezó a llorar descontroladamente y me arrepentí de decirle así, me duele escucharla, no quiero que ninguna lágrima caiga por su hermoso rostro angelical.
—Lo siento mucho, puedes dejar ya de llorar, por favor
—Solo si prometes que te vas a casar conmigo.—Lo prometo, nadie más que yo puede casarse contigo, eres mía. Pequeña bruja.
Anika me ve y sus preciosos ojos de diferente color la hacen ver más hermosa de lo que es, sus ojos son hipnóticos, uno es gris y el otro es azul, es el azul más hermoso que he visto en mi vida, el gris es un gris claro, casi blanco sus ojos son la cosa más perfecta del mundo.
Siempre será mía.

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Oscuro Deseo.
Ação"Ella tenía un rostro angelical, pero no te dejes engañar, esa era su arma secreta".